Ciencia

La llamada de una vieja caracola vuelve a sonar 18.000 años después

Un equipo de investigadores confirma que una caracola encontrada en una cueva de los Pirineos es el instrumento de este tipo más antiguo identificado hasta ahora.

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Tal vez la usaron para convocar a los otros miembros del grupo que se encontraban al otro lado del valle, para coordinarse durante una cacería o para algún tipo de ritual mágico relacionado con sus pinturas rupestres. No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que la vieja caracola de mar, de 18000 años de antigüedad, sigue emitiendo sonidos cuando se sopla a través de ella y que permite crear al menos tres notas musicales diferentes.

En un trabajo publicado este miércoles en la revista Science Advances, el equipo de Carole Fritz muestra los resultados de un análisis exhaustivo de este instrumento, encontrado en 1931 en la cueva de Marsoulas en los Pirineos franceses. Ya entonces sus descubridores vieron que la caracola - de la especie Charonia lampas - había sido modificada por las manos humanas y sospecharon que se trataba de una especie de copa ceremonial. Pero tras el análisis mediante modernas técnicas de imagen, los investigadores observan ahora que la concha fue modificada para añadirle una boquilla y soplar a través de ella para emitir sonidos.

Para poner a prueba su hipótesis, los autores del trabajo buscaron la ayuda de un músico especializado en instrumentos de viento que probara a intentar sonidos de la caracola. Gracia a la colaboración de un instrumentista de trompa, demostraron que la caracola puede producir al menos tres notas musicales en Do, Re y Do sostenido, lo que lo convierte en el instrumento más antiguo de este tipo identificado hasta ahora. En otros yacimientos del Paleolítico Superior, señalan los investigadores, se habían encontrado flautas hechas de hueso, pero las caracolas son mucho menos frecuentes.

Según el análisis de Fritz y su equipo, los creadores de este instrumento eliminaron la parte mas afilada de la concha y adornaron el exterior con pinturas ocres y un diseño que encaja con el de las pinturas encontradas en el interior de la cueva de Marsoulas, por lo que quizá pudo tener una función ritual. Mediante técnicas de fotogrametría, los autores han descubierto pequeñas modificaciones exteriores que no son apreciables a simple vista, como algunas zonas de impacto y señales de que intentaron crear una segunda apertura en la concha, quizá para producir nuevos sonidos. 

Imagen de la caracola de Marsolulas. © Carole Fritz et al. 2021.

Mediante tomografías, también pudieron examinar el interior del instrumento, donde aparecen dos agujeros adicionales dentro de la espiral de la caracola que parecen hechos para acomodar la boquilla. Y, en la zona de la embocadura, los autores encontraron también residuos orgánicos similares a la resina o la cera, lo que sugiere que quizá utilizaron algún tipo de adhesivo para fijarla. [Haga clic aquí para ver el escáner en 3D de la caracola]

“Alrededor del mundo, las conchas han sido utilizadas como instrumentos musicales o dispositivos de señalización o llamada, u objetos mágicos o sagrados, dependiendo de las culturas”, escriben los autores. “Hasta donde sabemos, la concha de Marsoulas es única en el contexto prehistórico, no solo en Francia sino a escala del Paleolítico europeo y quizás en el mundo”. 

Referencia: First record of the sound produced by the oldest Upper Paleolithic seashell horn (Science Advances)

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