Usted se levanta por la mañana y casi sin abrir los ojos repite una secuencia de tareas: se desnuda, entra en la ducha, se lava el pelo, se seca, se viste, desayuna... Todo esto mientras piensa en un montón de cosas y va de un lado a otro de manera automática, como si no tuviera que pensarlo. Pero, ¿cómo funciona esta especie de 'capataz' interno que se ocupa de que sigamos un orden y organiza nuestras tareas?
"Tienes que monitorizar internamente dónde estás y qué estás haciendo"
El equipo de Theresa Desrochers, de la Universidad de Brown (EE.UU.), ha realizado una serie de experimentos para determinar qué mecanismos neuronales entran en acción cuando realizamos estas secuencias automáticas de tareas. "Tienes que monitorizar internamente dónde estás y qué estás haciendo", explica David Badre, coautor del estudio publicado en la revista Neuron. "Estamos interesados en los errores que comete la gente en estas secuencias de comportamiento diario".
Para comprobarlo los autores del estudio reunieron a una serie de voluntarios a los que asignaron una serie de tareas que debían realizar en un orden muy concreto. Ante el visionado de distintas imágenes, por ejemplo, debían determinar primero la forma, después el color, y así sucesivamente. Durante la actividad, los científicos utilizaron un escáner de resonancia magnética funcional con el que registraban la actividad cerebral de los voluntarios. Aunque se activaban diversas regiones, cuando los sujetos cambiaban de tareas se distinguía un patrón muy claro en una zona del cerebro conocida como corteza rostrolateral prefrontal (RLPFC). En concreto, la actividad disminuía al principio de cada nueva tarea y volvía a aumentar cuando el sujeto progresaba y debía pensar en el siguiente paso de la secuencia.
Cuando se inhibía la actividad de esta área cerebral la tasa de error aumentaba
Con estos datos tenían una pista clara de que esta zona del cerebro podía tener un papel importante en la planificación, pero para Asegurarse introdujeron un nuevo elemento en las pruebas. Mediante un aparato de estimulación magnética transcraneal, capaz de inhibir o activar temporalmente zonas muy concretas de la corteza, los científicos desactivaban la actividad de la RLPFC en determinados momentos de la secuencia para observar los resultados. Y las pruebas demostraron que cuando se inhibía la actividad de esta área cerebral la tasa de error en el orden las tareas aumentaba de forma significativa.
Los científicos inhibieron otras áreas durante los ejercicios, pero la RLPFC fue la única cuya actividad tenía consecuencias directas en la tasa de errores, lo que les hace pensar que se trata del área que coordina esta especie de organización de tareas en segundo plano. Esta información es muy relevante para los profesionales que trabajan con casos clínicos, puesto que en muchos casos de accidente cerebrovascular, por ejemplo, uno de los primeros síntomas es esa incapacidad para realizar tareas simultáneamente u organizarse. Con estos nuevos datos, los científicos pueden desarrollar herramientas específicas de diagnóstico de daño cerebral y buscar estrategias para tratar de paliar o mejorar este tipo de problemas.
Referencia: The Necessity of Rostrolateral Prefrontal Cortex for Higher-Level Sequential Behavior (Neuron) DOI: 10.1016/j.neuron.2015.08.026