Los olores siempre han sido un componente integral de la experiencia humana, pero hasta ahora, el pasado ha permanecido mayormente inodoro. La mayoría de los olores provienen de sustancias orgánicas que se descomponen rápidamente, dejando poco para que los arqueólogos investiguen miles de años después. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana está buscando nuevas formas de revivir los paisajes olfativos del pasado y usar el olfato para estudiar la experiencia pasada, el comportamiento y la sociedad.
"Rastrear el olor en el pasado remoto no es una tarea sencilla", dice Barbara Huber, autora principal del artículo publicado este lunes en la revista Nature Human Behaviour, "pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas – como el incienso y las especias – revela cuán importante ha sido el olor para la humanidad”.
Comprender la dimensión sensorial de la historia humana y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, incluidos los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina y el comercio. Pero debido a que el olor es parte de cómo experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden proporcionar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía social y las prácticas sociales hasta la identidad grupal.
Los olores de una época
¿En qué nos puede ayudar la identificación de olores y aromas para aprender sobre el pasado? - se preguntan los autores del artículo. “Aquí exploramos lo que vemos como el futuro de esta área de investigación, examinando cómo se pueden aprovechar los métodos biomoleculares y -ómicos (a menudo en combinación y/o en asociación con información de textos históricos, representaciones visuales y registros arqueológicos y ambientales más amplios) para proporcionar una visión de los olores antiguos, sus funciones y el pasado en general”, sostienen.
Los olores antiguos pueden proporcionar información sobre aspectos como la jerarquía social o la identidad grupal
En su trabajo los investigadores se proponen abordar cinco temas clave: ritual, comercio, jerarquía social, medicina y saneamiento. Los productos aromáticos también fueron una importante fuente de fascinación, poder y riqueza en el pasado, viajando largas distancias a lo largo de las redes de comercio”, añaden. “Mediante la aplicación de nuevos enfoques basados en la ciencia, los arqueólogos no sólo son capaces de identificar más eficazmente estos productos que de otro modo serían en gran medida invisibles, sino también rastrear su movimiento e intercambio”.
Los autores sugieren que, al igual que hoy día, algunos olores corporales en el pasado tuvieron un papel importante tanto en la formación como en la señalización de la identidad y jerarquía social, con "malos" olores a menudo asociados con profesiones de bajo estatus y grupos. La caracterización química de antiguas "goma de mascar" de sitios de todo el mundo, por ejemplo, muestra que la savia de diversas cortezas de árboles se utilizó para refrescar el aliento mientras que en otras sociedades, como la azteca, el uso de algunas plantas para refrescar el aliento era considerado “un marcador social de 'prostitutas' y ‘afeminados', y los adultos "respetables" tenían prohibido masticarlas en público”.
El olor subestimado
“El olor es un aspecto poderoso y subestimado de la experiencia humana”, señala la profesora Nicole Boivin, autora principal del estudio. “Los olores llegan a nuestro cerebro de manera bastante directa y nos motivan de manera decisiva – ya sea para evitar el peligro, identificar algo que nos hace bien o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo”.
Se trata de recuperar los olores que dieron forma a los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos
"Usando solo rastros de sustancias perfumadas conservadas en artefactos y elementos arqueológicos", agrega Huber, "métodos novedosos están revelando los poderosos olores que fueron una característica cardinal de las antiguas realidades vividas, y que dieron forma a la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos".
Al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y -ómicos, como las técnicas de proteómica y metabolómica, y vincular nuevos datos con información de textos antiguos, representaciones visuales y registros arqueológicos y ambientales más amplios, los investigadores pueden descubrir nuevos aspectos del mundo antiguo, nuestro sociedades y culturas cambiantes, y nuestra evolución como especie.
Los autores del nuevo artículo esperan que una mayor investigación sobre los ricos "paisajes olfativos" del pasado proporcione información sobre los mundos sensoriales de hace mucho tiempo y las diversas formas en que las personas han capturado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.
Una ventana emocional al pasado
Para el periodista científico Federico Kukso, autor del libro “Odorama: una historia cultural del olor”, es obvio que la exploración de los olores del pasado permite comprender en profundidad transformaciones silenciosas en la sensibilidad de una cultura. "¿Cómo comprender cabalmente la revolución industrial sin tener en cuenta los olores excretados por las chimeneas en ciudades como Manchester y sus consecuencias para la salud como denunció el escritor Charles Dickens en el siglo XIX?”, se pregunta en declaraciones a Vozpópuli. “¿Cómo valorar la rica cultura del Antiguo Egipto o de cualquier religión sin ahondar en los ritos aromáticos que buscaron comunicar a los creyentes con sus dioses, siempre considerados seres fragantes?".
Para Kukso, conocer mejor el olor de las antiguas sociedades ayuda a entender los cambios en los gustos y costumbres; visibiliza renovaciones en hábitos higiénicos, en la gastronomía, en la industria, en la relación de los sujetos con el cuerpo, con la enfermedad y con la ciudad. "Al explorar los olores y sus raíces históricas”, asegura, “abrimos una ventana más íntima y emocional al pasado, nos conectamos con las millones de personas que nos antecedieron de una manera más visceral, más profunda”.
El papel de una pandemia
Los autores de este trabajo reconocen que la pandemia cambió la manera en que valoramos los olores. “En los últimos años, millones de personas en todo el mundo han sufrido la pérdida del olfato a causa del COVID-19”, recuerdan. Incluso aquellos que han evitado la infección con el nuevo coronavirus ahora experimentan el mundo de los olores de manera diferente debido a las mismas máscaras que brindan protección contra el virus. Según los autores, esta pérdida del olfato ha resaltado el importante papel del olfato en la forma en que percibimos y navegamos por el mundo, y ha subrayado las conexiones entre el olfato y la salud mental y física.
Aquellos que perdieron del olfato debido al coronavirus, coincide Kukso, comenzaron a darle más importancia y a apreciar el rol que juegan los aromas en sus vidas. “Esta mutación también se dio dentro de la comunidad científica”, explica el periodista. Hasta ahora considerada una 'ciencia huérfana', el estudio de las bases neurológicas de la olfación desde 2020 tomó fuerza tanto para comprender los primeros síntomas de enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer o párkinson como para entender el poder destructivo del SARS-CoV-2 dentro del cuerpo.
“La pandemia le abrió las narices a varios historiadores que hasta ahora no consideraban el olor importante”, apunta Kukso
“Proyectos aislados de perfumistas, historiadores, archivistas, químicos y conservadores del patrimonio cultural para explorar la dimensión olfativa de la historia que hasta no mucho habían sido marginados o considerados por varios académicos como anecdóticos o de poca importancia han recibido en los últimos dos años atención y financiamiento, como ocurre, por ejemplo, con el ambicioso proyecto Odeuropa”, recuerda. “La pandemia le abrió las narices a varios historiadores que hasta no hace mucho consideraban a los aromas y fetideces como personajes de reparto en la historia cuyo rescate o estudio no aportaban nada para comprender el pasado”.
Referencia: How to use modern science to reconstruct ancient scents (Nature Human Behaviour) DOI 10.1038/s41562-022-01325-7