Las estadísticas hablan por sí solas del gran talón de Aquiles de este Atlético de Madrid. Sin los doce goles de Antoine Griezmann, más fundamentales que nunca, el ataque colchonero sería un erial. En Liga, los acompañantes del galo en punta totalizan únicamente cinco dianas (dos de Fernando Torres, dos de Jackson Martínez y una de Luciano Vietto).
Sólo con la inclusión de Correa, más mediapunta que hombre de área, inflaríamos levemente la cifra hasta los siete tantos. De hecho, si buscamos quién es el segundo máximo goleador del equipo en el campeonato doméstico, nos topamos con otro hombre cuyo desequilibrio habitualmente está más en las inmediaciones del rectángulo de castigo o incluso en la banda que cerca del marco rival: el belga Yannick Carrasco (tres anotaciones).
Jackson ha sufrido problemas físicos, pero es el más señalado
Si escudriñamos las cifras en Champions League, tampoco nadie que rodee a Griezmann (de nuevo máximo artillero, habiendo perforado cuatro veces el marco contrario) se salva de la crítica. Torres aún no se ha estrenado en Europa y Jackson y Vietto únicamente han visto puerta en una ocasión cada uno. En este caso, a rebufo del punta francés entre los fusileros se sitúa un mediocentro: Saúl, con dos goles.
El colombiano Jackson Martínez es quizá el más señalado del terceto en sequía, toda vez que el ratio entre el dinero invertido por él y sus cifras sobre el césped es especialmente cruel. El ex del Oporto ha sufrido problemas físicos, pero ni siquiera una vez reincorporado ha mostrado química en el campo con sus compañeros. Su confianza ha descendido en picado y el público del Calderón empieza a murmurar cada vez que marra una ocasión un ariete que parece sentirse incómodo con el estilo de juego del Atlético.
Torres no se ha guardado ni una gota de sudor cada vez que Simeone ha apostado por él, pero su buen trabajo sin balón no se ve reflejado en una faceta goleadora con la que el fuenlabreño empieza a desesperarse. Vietto, por su parte, muestra destellos de talento pero es aún tierno e irregular. Ninguno parece dispuesto a perpetuar el linaje de delanteros centro que tanto bien le ha hecho al club del Manzanares en su era contemporánea.