Novak Djokovic (Belgrado, 1987) se ha convertido en el rey absoluto del tenis mundial en Roland Garros, el escenario principal donde Rafa Nadal ha construido su sobresaliente legado. Con veintitrés títulos de Grand Slam, el serbio se corona como el tenista que más 'grandes' luce en sus vitrinas, una realidad irremediable salvo que se produzca un regreso milagroso del de Manacor a las pistas.
Con Roger Federer disfrutando su jubilación y Rafa Nadal en barbecho para su 'último baile' en la temporada 2024, Djokovic es el único tenista del 'Big Three' que aguanta el inevitable paso de los años. Algo lógico, ya que de los tres, el serbio es el más joven: tiene un año menos que Rafa y cinco menos que Roger.
Lo cierto es que a Djokovic, la vida le ha cambiado en 2023: pasó de su mediática expulsión de Australia por negarse a vacunarse a ganar allí su décimo torneo y de ver cómo Nadal le sacaba distancia en París a convertirse en el más grande en su propio territorio. Dos 'match balls' que ha ganado a la primera oportunidad.
La coronación de Djokovic llega tras una carrera marcada por el sacrificio personal. Como otros muchos deportistas del este de Europa, 'Nole' vivió su infancia en un contexto bélico, con la antigua Yugoslavia en plena disolución. Una situación que provocó que la familia llegase a pasar hambre. Pese a ello, el gran sueño de su padre era verle triunfar en el mundo del tenis, ya que desde pequeño demostró un talento descomunal para este deporte. Es por este motivo que, como bien contó Luis Algorri en este diario, su padre se pateó Serbia para buscar patrocinadores que invirtiesen en su carrera. Más de uno hoy se debe sentir como Magic Johnson tras rechazar la oferta de Nike.
La carrera de Nole, ya en edad adulta, se cocinó a fuego lento. Al contrario que Rafa Nadal, Djokovic no fue una figura que destacara por su precocidad. Mientras el español ya mordía trofeos grandes en 2005 -su primer Roland Garros-, el serbio tuvo que esperar tres años más, hasta tener los 21, para conseguir su primer Grand Slam en Australia.
Una gran victoria que en su momento pareció puntual, ya que ese año, además de levantar el trofeo australiano, solo ganó dos torneos más: Indian Wells y Roma. Mientras Federer y Nadal ya protagonizaban duelos de leyenda -ese mismo año jugaron en Wimbledon el denominado 'mejor partido de la historia'-, Djokovic vivía en un segundo plano dentro del mundillo ATP. Aunque todo cambió en 2011, su año de eclosión: desde entonces -salvo en 2017- el serbio ha ganado al menos un Grand Slam todas las temporadas.
En 2011 fue su eclosión porque ese año dominó el tenis mundial por primera vez: ganó en Australia, Wimbledon y Estados Unidos. Solo Federer fue capaz de frenarle en las semifinales de un Roland Garros que terminaría ganando Rafa Nadal. En 2012 solo tocó metal en Melbourne, pero jugó las finales de París y Nueva York. Fue ahí cuando comenzó a mostrar una regularidad impropia de los tenistas 'mortales'.
Con Australia como amuleto -desde que lo ganara en 2011, siempre ha salido campeón salvo en 2014, 2017 y 2018, además de en 2022 por su deportación-, consiguió con ambición acumular victorias en Grand Slam: repitió la gesta de ganar tres grandes en 2015, perdiendo únicamente Roland Garros ante Rafa Nadal. Un año más tarde, en 2016, lograría quitarse la espinita y ganar por primera vez sobre la tierra batida de la Phillipe Satrier. Así logró, al fin, tener al menos un título en cada uno de los Grand Slams.
Lo demás es historia, con otro triplete en 2021, a lo que hay que sumar el doblete que ya tiene en su haber en este 2023. ¿Qué le falta al serbio por conseguir en el tenis? Un oro olímpico para convertirse en el tercer jugador de la historia en conseguir un Golden Slam -tan solo lo han logrado Andre Agassi y Rafa Nadal en categoría masculina- y ganar los cuatro Grand Slams en un mismo año -este año podría conseguirlo- para entrar en la exclusiva lista de tenistas que lo han hecho: Rod Laver (dos veces) y Don Budge.
PijoListo
Será Presidente de Serbia como lo fue Ronald Regan en EEUU pero con una diferencia sustancial. Habla Inglés, Francés, Español, Servio y Quizá alemán y es un luchador nato, un guía, un excelente primer espada en cualquiera órdenes de la vida. Todavía hay humanos en esta humanidad deshumanizada
Anderson
Leyenda.