En este 2021 que se acerca a su fin Dani Alves es el fichaje estrella que despierta la ilusión de un club como el Barça. Con eso ya está todo dicho. ¿Es necesario seguir? Seguiremos, que hay que llenar el hueco que todavía me permiten tener aquí. En realidad y aunque duela decirlo, este fichaje es el síntoma más evidente del declive de nuestro fútbol y no solo de la depresión que se vive en el club azulgrana.
Ya tenemos dicho aquí que nuestros grandes clubes están hoy varios escalones por debajo -en lo deportivo y en lo económico, quizás lo primero sea consecuencia de lo segundo- de los equipos ingleses, el Bayern o el PSG. Es difícil competir contra los jeques y los magnates que respetan el fair play financiero tanto como un ladrón de bancos respeta el dinero de los demás. Pero lo de este fichaje es de traca.
En puridad, hace tiempo que todo lo que ocurre en el Barça es una mascletá. La nefasta gestión económica, con una política de fichajes simple y llanamente delirante, como evidencia mejor que ningún otro caso lo que ocurrió con Dembelé, ha provocado una crisis financiera sin precedentes que obligó a que Messi dijera adèu para disgusto de toda la parroquia culé, entre quienes me cuento, por cierto.
Para superar esta durísima época post-Messi el Barça y sus seguidores esperan que Xavi haga posible el milagro de que el equipo sea competitivo en lo que resta de temporada. En el fútbol todo es probable, aunque no parece, así, a priori, que Alves, a sus 38 años, sea lo que necesita el club azulgrana para salir del pozo. Incluso los que siempre hemos disfrutado con este jugador tenemos nuestras dudas razonables. ¿No había otro lateral derecho en Europa disponible?
Hoy los grandes futbolistas prefieren probar suerte en Inglaterra, porque la Premier es ahora una competición más atractiva tanto para jugar como para cobrar en ella. Y también muchos optan por la Bundesliga, donde el dinero tampoco es problema
Quizás haya en el mercado muchos otros jugadores que juegan en esa posición pero que no quieran ir al Barça. Este es el verdadero drama. Hoy los grandes futbolistas prefieren probar suerte en Inglaterra, porque la Premier es ahora una competición más atractiva tanto para jugar como para cobrar en ella. Y también muchos optan por la Bundesliga, donde el dinero tampoco es problema. Incluso la liga italiana, que durante los últimos años ha estado en un segundo plano, parece ir recuperándose.
No es cuestión de ser catastrofista. Los grandes clubes españoles siguen siendo respetados porque continúan siendo muy grandes. La Liga es una competición maravillosa pese a las críticas. Y quizás la firma del acuerdo con el famoso fondo CVC sirva para mejorar las cosas. Pero tampoco podemos cerrar los ojos a la evidencia.
El declive está ahí para el que quiera verlo. La tendencia de los equipos nacionales es negativa en Europa, donde han pasado de dominar el cotarro a ese obvio segundo escalón. Madrid y Barça perdieron este verano a sus jugadores franquicia (Messi y Ramos). Los fichajes galácticos que tanto se anuncian todavía no llegan. La crisis económica de muchos clubes es algo así como un agujero negro en que nadie quiere adentrarse por miedo a no salir del mismo. Y los índices de audiencia de los partidos no son los de antaño.
Si las cosas siguen así, en los próximos tiempos llegarán más jugadores como Alves y menos como Mbappé y La Liga se parecerá más al Calcio que a la Premier. Esperemos que haya solución y que la decadencia se vaya por donde ha venido. Al cabo, si el lateral brasileño ha vuelto al Barça, todo es posible.
