La victoria de Vettel en el GP de Singapur ha encendido la euforia en Italia. Lo primero que hizo el 'ferrarismo' después de festejar el tercer triunfo de la temporada fue pasarle una factura ventajista a Fernando Alonso, al que nunca perdonarán por lo que consideran el desplante de haberles dejado tirados teniendo contrato en vigor. De ahí comentarios en prensa como los siguientes:
La Repubblica: "Si tienes en cuenta que cobra menos, cambiar a Alonso por Vettel fue un movimiento magistral".
La Stampa: "Ahora Ferrari puede soñar lo imposible. Vettel nunca pierde la cabeza y su victoria es un movimiento magistral y un éxito del equipo entero", se podía encontrar en .
La Gazzetta dello Sport: "Si el destino y los símbolos significan algo, hay que decir ahora que Vettel ha ganado tres veces como su ídolo Michael Schumacher hizo en Ferrari en 1996".
El optimismo, desmesurado, ha invadido los despachos de la zona noble de Maranello. Incluso el del mismísimo presidente de Ferrari, Sergio Marchionne: "Sebastian Vettel pilotó como un verdadero campeón y todo el mundo en el equipo, tanto en la pista como en la fábrica, hicieron un trabajo absolutamente perfecto. También estoy encantado con Kimi Raikkonen. Es maravilloso verles de vuelta en el podio. Hacía mucho que dos pilotos Ferrari no estaban entre los tres primeros".
"Fue una gran victoria en un circuito difícil y me gustaría dedicársela a todos nuestros tifosi, que han estado increíbles. En representación de todo el mundo en Ferrari, les prometo que esta carrera no es sólo una excepción sino un gran paso adelante en nuestro camino para estar arriba y para que se escuche el himno de Italia mucho más a menudo", añadió entusiasmado Marchionne.
La fiebre roja ha subido tanto, y Fernando Alonso sigue tan presente en su imaginario, que la especulación de moda en el país transalpino pone otra vez al piloto español al volante de un coche con motor Ferrari.
Todo tiene su origen en la ruptura de Red Bull con Renault, el fabricante que le ha suministrado y suministrará motores hasta que concluya el presente Mundial de Fórmula 1. A partir de ahí, la escudería austríaca probablemente montará en sus bólidos mecánicas Ferrari, algo que ya hace actualmente en su equipo filial, Toro Rosso.
Esta noticia -pendiente de la exigencia de los austríacos, que han amenazado con abandonar la F1 si los motores italianos no son idénticos a los que usa la Scuderia-, combinada con la presunta claúsula que rescisión unilateral a la que podría acogerse Alonso si el McLaren sigue siendo un desastre, han desembocado en un rumor que corre como la pólvora por los medios y foros especializados italianos.
Se trata de una carambola especulativa que coloca al bicampeón mundial ovetense como piloto de Red Bull en 2016, al volante de un coche con un indudable poderío aerodinámico, que estaría propulsado por un motor Ferrari... y competiría con los genuinos coches del Cavallino Rampante. Puro morbo a la italiana.