Después de haber comunicado al Barcelona su decisión de no aceptar cualquier oferta de renovación, Víctor Valdés quería abandonar el Camp Nou esta temporada. Tal y com informó 'Voz Pópuli', el portero incluso pasó un reconocimiento médico con el Mónaco. Posteriormente, el club monegasco pidió precio por él, pero el Barça ha tasado su salida en 18 millones de euros, una cantidad que Valdés considera desorbitada teniendo en cuenta que sólo le resta un año de contrato.
Aunque el multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev podría estar dispuesto a pagar una cantidad cercana a lo que pide el Barcelona, ha sido el propio Víctor quien ha decidido quedarse y cumplir su contrato. La presencia de su agente, Ginés Carvajal, en la rueda de prensa que ofreció el portero fue más que significativa. Tanto o más como lo fue su discurso, en el que en todo momento dio a entender que se estaba despidiendo del Barcelona, tal y como unos días antes hizo en una comida a la que asistió toda la plantilla, además del cuerpo técnico.
Pero no, el Barça se niega a buscar esa salida buena para las dos partes que pidió Valdés, y el guardameta catalán se queda a regañadientes. Sin dudar de su profesionalidad y salvando las diferencias entre las circunstancias de uno y otro, su caso podría llegar a tener algún paralelismo con el vivido en Bilbao por Fernando Llorente, a quien el Athletic se negó a traspasar a la Juve el pasado verano y, tras pasar un año complicado, sin jugar y cuestionado por la grada, se marcha sin dejar un euro.
La suplencia de Valdés en el último jornada de Liga, según dijo Vilanova, consensuada con Víctor, sonó a querer evitar que la grada se pronunciara sobre él. Pues bien, salvo que el Barça cambie de opinión y acceda a traspasarle por mucho menos de lo que pretende, este es el riesgo que correrá durante toda la próxima temporada.