Al final Florentino Pérez va a tener razón: lo importante es vender camisetas. O, al menos, cada vez cobra más importancia para cualquier club que se precie. La fiebre del fútbol provoca variados síntomas -algunos, como la violencia, execrables-, pero uno de los más generalizados e inocuos es vestirse con alguno de los siempre cambiantes uniformes oficiales del equipo de tus amores.
Es uno de esos productos donde lo pasional se impone a la razón
No es una costumbre barata, y precisamente por eso se convierte en un regalo ideal, tanto en cumpleaños como en Navidad. La prensa en cuestión toca la fibra sentimental del agraciado aficionado, quien además es consciente de que acaba de recibir un artículo de lujo.
Una camiseta de fútbol es uno de esos productos donde lo pasional se impone a la razón, pero en frío nadie niega que su precio es muy elevado. Desorbitado en muchos casos.
Un exhaustivo análisis de los precios vigentes en las tiendas online de los más importantes clubes de Europa y de varios de la Liga española permite apreciar incontables curiosidades y contradicciones.
Para empezar, las camisetas de Adidas son más caras que las Nike... si eres hombre. Porque en las de mujer, sucede al revés: las de los clubes que visten la marca estadounidense cuestan más que las de la empresa alemana.
El asunto de género merece un breve matiz, ya que, como se aprecia en las tablas que acompañan este reportaje, muchos equipos no tienen equipación específica para féminas.
Volviendo al precio general, es evidente que, además de la tela como tal, el comprador paga por el escudo. Y paga una cantidad considerable. Así, mientras que una camiseta del Real Madrid o el Manchester United cuesta 90 euros, las del Celta y el Betis tienen un precio 20 euros menor: 70€. Y todas ellas son fabricadas por Adidas.
Nadie pone en duda la diferencia -en muchos aspectos- entre dos de los grandes trasatlánticos del fútbol mundial -Real Madrid y United- y dos clubes españoles de la clase media, pero es curioso que sean mucho más caras unas camisetas cuyo coste de fabricación es menor toda vez que se venden muchos cientos de miles más que de cualquier otra (ver despiece).
Al elevado precio de cada camiseta hay que añadirle unos cuantos euros si se te antoja ponerle el nombre de algún futbolista de la plantilla o el del agraciado al que Papa Noel o los Reyes Magos harán feliz. Un plus que oscila entre los 10 y los 30 euros según la plena libertad con la que se maneja cada club en este particular.
Y si la intención es tirar la casa por la ventana -y el bolsillo lo permite- los grandes clubes europeos y sus multinacionales deportivas tienen unos modelos especiales, hechos de tejidos ligeros, transpirables, aerodinámicos, ultramodernos, etc. Que cuestan todavía un poco más.
Son los casos de las llamadas camisetas Adidas "adizero" de Real Madrid y Juventus, a 120 euros la pieza, o los de las Nike "vapor macht" de Barça o PSG, cuyo precio asciende a 140€.
Lo más chocante de este curioso y caro mercado futbolístico es la efímera condición de sus productos. Cada año la camiseta cambia de diseño. Incluso de colores en el caso de la segunda y la tercera equipaciones. Y cuesta lo mismo o más.
Eso sí, para los que sienten una entidad por encima de la moda, estas constantes modificaciones les abren una vía de ahorro muy interesante. A veces, escandalosa. Es el caso de la camiseta de mujer del París Saint Germain del año pasado, cuyo precio ha sido rebajado de 80 a 44 euros. La actual vale más de el doble, 85€, pese a que su diseño es prácticamente idéntico al de la temporada 2015-16.
Una forma de presumir de equipo sin tener la sensación de haber sido atracado a punta de escudo.