Álvaro Trigo, deportista solidario, escalará el Mont Blanc y cruzará a nado el Estrecho por una causa solidaria. Dos retos caritativos impulsados por "haber sobrevivido”. En el año 2018, sufrió un accidente en el que se quemó el 63% de su cuerpo. Pese a ello, un año después consiguió correr la maratón de Sevilla y hoy busca metas mayores como estas dos que ahora se propone. Retomó su relación con el deporte para recuperarse de sus lesiones y ahora, además, quiere usarlo para contribuir con aquellas causas que considera realmente importantes.
“Justo seis meses antes de mi accidente, mi hermana había tenido otro, pero ella sí que falleció”, cuenta Trigo en conversación con Vozpópuli. Cuando se recuperó “pensaba que tenía que darle un sentido": "Es como una deuda que tengo por seguir vivo, y esto es una manera de ir saldando un poco la deuda”. Y precisamente por esto decidió comenzar con los retos solidarios. El primero fue cubrir la distancia de Formentera a Ibiza nadando, para dar así apoyo a la fundación Formación Senegal.
Cuando ocurrió el accidente se estaba preparando para ser bombero, pero tuvo que dejar de lado su sueño a causa de las numerosas lesiones y operaciones a las que se vio sometido. Pero aun así, Trigo no perdió su afán de servicio y decidió tomar aquello que a él tanto le estaba ayudando para transformarlo en algo que pudiese ayudar a los demás.
Su próxima hazaña será subir el Mont Blanc, la cima más alta de los Alpes, en el mes de julio. No lo hará solo, sino que le acompañarán Miguel y Jaime, a los que conoció precisamente en un voluntariado en el Kilimanjaro. “Nos hicimos amigos porque todos lo estábamos pasando fatal”, comenta Álvaro entre risas a este diario. Cuando volvieron de esa aventura decidieron hacer algo juntos, algo para ayudar a los demás.
Es la primera vez que se embarca en una aventura con compañía y confiesa sentir admiración por los dos deportistas que se unen al reto: “A mí me motiva por la deuda que siento tener, pero lo de ellos tiene aún más mérito porque les mueve simplemente la inquietud de querer ayudar”.
A los 15 días de finalizar la escalada alpina, cruzará a nado los 14 km que separan España del continente africano. Esta parte del reto llegó de casualidad, ya que, tras cuatro años en lista de espera para atravesar el estrecho de Gibraltar, Álvaro recibió la fecha que tanto esperaba y no dudó en introducir el recorrido en sus planes.
En este caso, y acompañado por sus dos colegas, se ha abierto un link a través de la plataforma migranodearena.org que permitirá recoger las donaciones. Todo irá a parar a la Fundación 38 Grados que concede un último deseo a niños y adultos que se encuentran en cuidados paliativos. “Es una fundación dura, pero me parece una de las causas más bonitas que hay”, confiesa Álvaro.
“Siempre que elijo un nuevo reto busco algo que llame la atención y que, sobre todo, conlleve un gran esfuerzo físico”, afirma el deportista. Esas son las condiciones que él ve necesarias para atraer a empresas y a personas. También poder conseguir de ellos la financiación necesaria para que las causas a las 1en las que tanto cree sigan adelante.
Actualmente, compagina los duros entrenamientos que requieren estas actividades físicas con su trabajo en marketing. Para la escalada del Mont Blanc lleva preparándose desde enero, cuando él mismo afirma que “se puso en serio”. Además, y como se trata de un reto dividido en dos disciplinas muy dispares entre sí, nadar y escalar, las horas dedicadas a su acondicionamiento físico se ven multiplicadas.
“Cuando estoy con un reto estoy muy metido en conseguirlo y en ayudar a la fundación”, comenta el deportista que no tiene prevista otra nueva misión cuando esta finalice, aunque no cierra la puerta a que puedan aparecer nuevas experiencias que le permitan hacer eso que tanto desea, ayudar a los demás.