La cantante María Jiménez falleció el jueves de madrugada a los 73 años de edad en su casa de Triana (Sevilla) a causa de un cáncer de pulmón, enfermedad que padecía desde hace varios años. Tras su muerte, el heredero universal será seguramente su único hijo, Alejandro Sancho, nacido de su matrimonio con su exmarido, Pepe Sancho, ya que la primera hija que tuvo María, Rocío, murió en un accidente de tráfico cuando tenía solo 16 años. La hija de María Jiménez nació de una relación anterior pero fue adoptada legalmente por Pepe cuando se casaron, la primera vez.
La artista sevillana tenía una larga trayectoria profesional a sus espaldas, de casi cincuenta años de carrera, en los que publicó 19 álbumes y actuó en más de diez películas y series de televisión. Tras su muerte, la artista de canciones tan conocidas como 'Se acabó' o 'La lista de la compra' (que hizo junto a La cabra mecánica) ha quedado al descubierto qué patrimonio y fortuna tenía María Jiménez, una herencia que no ha sido la que muchos se esperaban.
La herencia que María Jiménez deja a su hijo Alejandro Sancho
Después de tantos años de trabajo y de cosechar grandes éxitos, son muchos los que quizás se imaginaban que María Jiménez tenía una gran fortuna y patrimonio, sin embargo, no era así, algo que para muchos ha sido totalmente inesperado.
Tras su separación de Pepe Sancho, con el que llegó a casarse tres veces y tuvo una relación muy tóxica, incluyendo malos tratos del actor hacia la artista, como ella y su hijo denunciaron públicamente, María Jiménez se quedó con tres propiedades que ella sola compró. Sin embargo, actualmente solo tenía una propiedad, su casa de Chiclana (Cádiz), una vivienda de 140 metros cuadrados y una parcela de 3.300 m2 en la que estuvo viviendo hasta el final de sus vidas.
La cantante sevillana compró esta casa de Cádiz en el año 1990 cuando estaba casada con Pepe Sancho pero las escrituras estaban solo a nombre de María hasta que murió. Antes de separarse del actor, conocido por trabajar en películas como 'Curro Jiménez' o series como 'Cuéntame cómo pasó', Jiménez también se compró un coqueto ático en la calla Gran Vía de Madrid y un chalet en la urbanización de El Bosque. Estos dos últimos inmuebles los vendió a la vez en el año 2003, a los meses de separarse, por lo que se quedó solamente con la casa de Chiclana, en Cádiz.
Para fortuna de María Jiménez, se casó con Pepe Sancho en separación de bienes, algo que en su día le costó mucho ya que lo normal era casarse en bienes gananciales. "A mí me daba vergüenza pedírselo, pero yo vi el cielo abierto cuando él me lo pidió, porque él no trabajaba", desveló en una entrevista que le hicieron en 'Sábado Deluxe' en el año 2016.
Cuando Jiménez comenzó a invertir, su entonces marido, Pepe Sancho "no hizo nada", según relató. Además de estas diferentes situaciones económicas, María Jiménez desveló en la precariedad en la que le dejó el actor tras su divorcio. "Pepe solo me dejó 4 millones de pesetas. Lo que había en el banco se lo llevó, se llevó todo", contó la cantante y actriz.
Por este motivo, es que la herencia que deja María Jiménez a su hijo Alejandro, de 40 años, y con dos hijos, es un tanto inesperada para muchos. Le deja la casa de Chiclana (Cádiz), a lo que hay que sumarle el dinero que gane con los derechos de autor de sus canciones.
María Jiménez publicó 19 discos y vendió una elevada cantidad. Por ejemplo el álbum en el que cantaba con Joaquín Sabina llegó a vender 500.000 copias, por la que llegaría a recibir 750.000 euros, según 'Lecturas'. A ello hay que sumarle, las películas y series en las que participó.
Todos los detalles del funeral de María Jiménez, que ella diseñó
María Jiménez ya había hablado con su hijo Alejandro Sancho del día de su muerte y de cómo le gustaría que fuese su funeral, tenía todos los detalles pensados. Después del cáncer de mama y de garganta que sufrió y de otros problemas de salud que le llevaron a estar en coma dos meses y la última enfermedad que padeció, el cáncer de pulmón, no es de extrañar que madre e hijo tuvieran esta conversación en algún momento.
La capilla ardiente de María Jiménez se instaló en la sede del Ayuntamiento de Sevilla, que ha permanecido abierta al público desde este jueves 7 hasta las 10:00 de la mañana del viernes. Muchos artistas, famosos y políticos acudieron a darle el último adiós, además de más de 30.000 personas. La sevillana era una persona muy querida y admirada.
Entre las últimas voluntades de María Jiménez, estaba el recorrer la ciudad de Sevilla en un carruaje de caballos, para que todos pudieran despedirse de ella. Una idea que se le ocurrió a su hijo Alejandro y que a ella le gustó. "Espero que esté conforme, porque sino me va a mandar… no lo voy a decir en público", bromeó su hijo sobre el asunto, a pesar del duro revés que recibió tras su muerte repentina.
El féretro con los restos morales de María se instalaron en una carroza con cuatro caballos, que fue por las calles de la ciudad hispalense, entre ellas la calle Betis, en la que ella nació. El recorrido de la calesa fue desde el Consistorio hasta la iglesia de Santa Ana, donde se celebró la misa funeral por su alma por la mañana.
Todo el trayecto, que ha durado unos 20 minutos, ha sido muy emotivo. Ha habido momentos de silencio pero también de mucha emoción, vítores y aplausos. Detrás de la carroza con su féretro, iban varios coches con coronas de claveles y rosas.
María Jiménez tenía pensados todos los detalles. Además de elegir la foto que debía presidir la capilla ardiente y la iglesia en la que quería que se le despidiera, quería que oliese mucho a incienso (que no falta en las procesiones y en el Rocío) y que envolvieran su ataúd con un gran mantón de Manila, que perteneció a su madre.
Además, entre sus últimas voluntades, también pidió que estuviera presente su tocado de plumas de pavo real, característico de su renacer artístico, cuando sacó su disco con Joaquín Sabina; y tener un cortejo fúnebre flamenco.
La hermana de María Jiménez, Isabel, encabezó el cortejo y su hijo Alejandro portó el féretro. Una vez en la iglesia de Santa Ana, uno de los momentos más lacrimógenos ha sido cuando se ha versionado 'El bulevar de los sueños rotos', canción de Sabina, cuya letra fue adaptada: "Las amarguras no son amargas cuando las canta María Jiménez". Durante la misa, hubo muchas lágrimas y también muchas palmas.
Tras el funeral, este se colocó de nuevo en el coche de caballos para trasladarlo hasta el cementerio de San Fernando, donde ha sido incinerada, en la más estricta intimidad, en el panteón de la familia, donde está enterrada también su hija mayor, fallecida a los 16 años de edad, como comentamos anteriormente.
Urenga
Hoy tenemos aquí: "que LE llevaron a estar en coma" "en la que quería que se LE despidiera"