Hay una nueva técnica para transformar las cejas y se llama nanoblading. Durante muchos años, las cejas estaban en un segundo e, incluso, un tercer plano y se le daba todo el protagonismo a las pestañas o a los labios. Sin embargo, las cejas, que enmarcan el rostro, juegan un papel muy importante en la expresión y armonía de la cara. Así que era cuestión de tiempo que se volviera a poner los ojos (y nunca mejor dicho) en ellas. En poco tiempo han surgido nuevas técnicas y las tendencias en su diseño han evolucionado tanto que ahora mismo un maquillaje no está acabado si no se retocan las cejas.
Entre las técnicas más famosas para transformar las cejas está el microblading, que durante muchos años fue la solución para quienes querían tener unas cejas más densas y definidas. Sin embargo, una nueva técnica ha comenzado a robarle protagonismo: el nanoblading.
Nanoblading o microblading, ¿qué es mejor?
La vida (en lo que a cejas se refiere) no empieza ni acaba en el famoso microblading, de hecho, el nanoblading ha surgido como la respuesta a las limitaciones del microblading, con el que no se conseguía ni mucha precisión ni mucha naturalidad.
Nanoblading también es un procedimiento de maquillaje semipermanente, que utiliza agujas ultrafinas, conocidas como nanoagujas, para inyectar pigmento en la piel. A diferencia de las cuchillas que se usan en el microblading, en el nanoblading las agujas son mucho más finas y permite que los trazos sean todavía más finos, por lo tanto, apenas se distinguen de los pelillos naturales de las cejas.
“El tratamiento se realiza en 2 sesiones. Después de la sesión inicial, hay un retoque de 6 a 8 semanas donde se evalúan los resultados y se agrega más pigmento para garantizar la longevidad. Una vez curadas, estas incisiones lucen como vellos naturales de las cejas”, explican desde Micro Skin Studio. “La técnica se puede usar para recrear los arcos completos de las cejas para clientes con cejas muy escasas o sin cejas, o para mejorar y modificar cejas naturales que ya están llenas”, añaden desde el centro especializado en nanoblading.
Pero lo que marca la diferencia del nanoblading no es solo la tecnología que lo respalda, sino la filosofía detrás de su aplicación: que busca resultados más sutiles, que respeten y realcen la estructura natural de las cejas sin comprometer su estilo de base. Es, en muchos sentidos, una evolución natural en el arte del diseño de cejas, donde la precisión se convierte en el principal aliado para lograr un acabado impecable.
¿Por qué el nanoblading está ganando adeptas?
Aunque el término microblading es de los más buscados en Google, además de muy demandado en centros de belleza, lo que sí es cierto es que el nanoblading ha comenzado a desbancar al microblading por varias razones que van más allá de la simple moda.
En primer lugar, la técnica ofrece una precisión sin precedentes. La finura de las nanoagujas permite al especialista en cejas dibujar pelos individuales con un nivel de detalle que antes era imposible de alcanzar. Este nivel de precisión es lo que conquista a quienes buscan cejas con un aspecto lo más natural posible, ya que los trazos se mezclan tan bien con los pelitos existentes que cuesta diferenciarlos.
Otra ventaja significativa del nanoblading es su menor invasividad. Las agujas más delgadas no solo permiten trazos más finos, por lo tanto, el procedimiento suele ser menos doloroso y que la recuperación es más rápida. Además, quienes tienen la piel sensible o propensa a cicatrices encuentran en el nanoblading una opción menos agresiva porque irrita menos.
¿Cuánto cuesta?
Aunque ambos procedimientos son semipermanentes, el pigmento aplicado mediante nanoblading tiende a desvanecerse de manera más uniforme y suave con el tiempo. Esto facilita los retoques y asegura que las cejas mantengan un aspecto natural por más tiempo, sin el riesgo de un desvanecimiento desigual que puede ocurrir con el microblading. “El precio promedio del nanoblading es el mismo que el del microblading: alrededor de 400€ con todo incluido”, apostillan desde Micro Skin Studio.
