La separación de la hija mayor del rey Juan Carlos I, la infanta Elena, y Jaime de Marichalar se produjo el 13 de noviembre de 2007 aunque el divorcio se produjo a principios de 2010. En su momento, al igual que ha ocurrido con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, se utilizó un eufemismo para decir que el matrimonio se separaba.
En el caso de los entonces duques de Lugo, se anunció hace ya 15 años en un comunicado que se producía “el cese temporal de la convivencia” y en el de la hermana pequeña del rey Felipe VI y su marido, se comunicó que “de mutuo acuerdo” decidieron “interrumpir su relación matrimonial”.
Ahora, Pilar Eyre ha recordado lo que ocurrió en aquel entonces, la rotunda oposición del rey Juan Carlos a que su hija se divorciara y lo que le dijo para que aguantara más tiempo con su marido. Además, la periodista experta en Casa Real también ha desvelado algunos datos desconocidos sobre la boda, matrimonio y el divorcio de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, padres de Froilán y Victoria Federica, en la revista ‘Lecturas’.
El rey Juan Carlos I se opuso al divorcio de la infanta Elena y Jaime de Marichalar
Pilar Eyre se remonta a antes de que se emitiera el comunicado oficial de la separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. El rey Juan Carlos, que entonces tenía ya una relación con Corinna Larsen, era conocedor desde hacía tiempo del deseo de su hija mayor.
El monarca le desveló ese asunto íntimo a su médico amigo que le hace los retoques estéticos en Barcelona para mantenerse más joven. “¿Sabes que mi hija, la infanta Elena, se va a separar oficialmente de Marichalar?”, le confesó a su doctor en el quirófano de la clínica estética mientras este le inyectaba bótox y ácido hialurónico en sus arrugas.
El emérito: "¡Que se aguante y se joda, como hemos hecho todos!”
El médico, que tenía una mente más abierta ya que había vivido en Estados Unido, señaló que “si no se llevaban bien era lo mejor que podían hacer”. Su respuesta, según Eyre, provocó la indignación del Rey: “¡Pues no, que se aguante y se joda, como hemos hecho todos!”.
Después explicó: “¡Claro que no se llevan bien! Pero cuando le dio el ictus a Jaime le dije que resistiera, que daría una imagen tremenda de la familia si lo abandonaba en esos momentos”.
Mientras el médico le aconsejaba que lo mejor era la separación, Juan Carlos de Borbón reconoció que “Elena ha aguantado mucho” pero después le contó el motivo por el que él se había opuesto tajantemente a que su hija diera este paso: “Yo le he dicho que no lo haga, que en España una divorciada es menos que nada”.
“¡Una señora sola es un cero a la izquierda en sociedad! Pierde amistades, la aíslan, las otras mujeres la temen y dejan de invitarla, mis amigas separadas después se han arrepentido”, añadió.
El rey Juan Carlos pidió 100 millones de euros al rey saudí para pagar la boda
Pilar Eyre señala que el matrimonio de Elena de Borbón y Jaime de Marichalar ya estaba gafado desde el principio, desde el día de la boda, que se celebró el 18 de marzo de 1995 en la catedral de Sevilla.
Los gastos de la boda los pagó el rey Juan Carlos gracias a un ‘préstamo’ de 100 millones de dólares que le hizo el rey Fahd de Arabia Saudí.
Decenas de personas se agolparon alrededor de la catedral para ver tal acontecimiento ‘real’ y los que estaban en primera fila escucharon quejarse a la infanta Elena y soltar malas palabras mientras caminaba por la alfombra y el velo se le iba enganchando a su paso. “Coño, mierda”, iba diciendo mientras se dirigía hacia el altar del brazo de su padre.
El rey emérito llevó a la boda el brazo escayolado tras una caída en Candanchú
Pilar Eyre desvela un dato que quizás no muchos recuerdan, el rey Juan Carlos iba con expresión dolorida ya que tenía el brazo escayolado desde el codo a los nudillos tras romperse la muñeca en una caída que sufrió en Candanchú el 19 de febrero de 1995.
Cuando regresaba de esquiar, el monarca se resbaló con una placa de hielo en una escalera que iba hacia las oficinas de la estación, antes de asistir a la inauguración de la Universiada. El Rey iba con los palos de esquiar en la mano y cargó el peso sobre la muñeca derecha. La fisura le llevó a estar más de un mes con el brazo escayolado y en cabestrillo, por lo que tuvo que ir a la boda también así.
El tener que llevar a su hija al altar con el brazo enyesado, doblado en un ángulo de 45 grados para que se agarrara, fue muy incómodo y doloroso sumado a que cada vez que “su hija le daba un tirón a la cola para poder avanzar, él veía las estrellas”.
El matrimonio vivió un infierno tras el ictus que sufrió Jaime de Marichalar
La periodista señala que el matrimonio tuvo dos hijos, la infanta Elena se convirtió “en una señora elegantísima pero el matrimonio fue un fracaso absoluto”. Eyre recalca que a pesar de lo religiosa que es la hermana del rey Felipe VI, esta quiso “separarse cuando a su marido le dio un ictus pedaleando en una bicicleta estática”, el 22 de diciembre de 2001.
Tras el ictus, “empezó un infierno para él y para ella”, asegura la escritora, ya que el carácter de Jaime de Marichalar cambió por completo. “Pasó de ser un hombre exquisitamente educado a una persona malhumorada, iracunda, capaz de expresar las mayores inconveniencias”, escribe Pilar Eyre.
Después añade que Jaime “soltaba todo lo que se le ocurría, sin filtros”. Podía “llamar fea a una señora” o decirle a otra “que iba mal vestida” y su mujer sufría mucho tratando de arreglar las salidas de tono y lo que hacía su marido.
El matrimonio se fue a vivir a Estados Unidos con sus dos hijos para que él recibiera su tratamiento allí y aunque iban “cortos de dinero”, sobrevivieron gracias a que “les hizo precio especial” la directora del hotel de Nueva York donde se alojaban, que era española, y algunos amigos que vivían allí también les ayudaron a facilitarles “guardería para sus hijos y los invitabas a pasar las vacaciones en los Hamptons”.
Tras el divorcio, la infanta Elena "ha vivido oscuramente" y "ha sido marginada"
En el año 2004, la infanta Elena se reunió con su padre para decirle que no podía más con su marido. El rey Juan Carlos le pidió que esperara a que su hermano Felipe se casara para no acaparar las miradas y le restara importancia al heredero el día de su boda con Letizia Ortiz, el 22 de mayo de 2004. Entonces, la hermana de la infanta Cristina aceptó y continuó sacrificándose.
Sin embargo, Elena y su familia pasaban olímpicamente de él. Pilar Eyre desvela que fue testigo de como en el Club de Polo de Barcelona, donde concursaba la Infanta, Jaime de Marichalar estaba apartado, “sin que nadie le dirigiera la palabra”. El momento más “patético” fue cuando se levantaron para irse y nadie ayudó a Jaime a levantarse ni a caminar.
La madre de Froilán y Victoria Federica aguantó un tiempo más y después pudo cumplir su deseo de separarse. Desde entonces, según Eyre, Elena de Borbón “ha vivido oscuramente” y “ha sido marginada de las actividades de la Casa Real como su hermana Cristina”, aunque el caso de Elena es diferente ya que ella no tuvo “ninguna culpa”, como ocurrió con los ex duques de Palma tras ser condenado Urdangarin por el caso Nóos.
Además, la infanta Elena tiene una relación muy estrecha con su padre. Habla todos los días con él y le ha ido a visitar varias veces a Abu Dabi. Según le han contado a Pilar Eyre, el rey Juan Carlos se refiere a su hija como “la mejor de todos nosotros”. Algo con lo que la periodista parece estar de acuerdo.