Cinco meses han pasado desde el referéndum del 1 de octubre. Mucho se especuló sobre los efectos que tendría en la economía catalana y la española el desafío independentista y una eventual salida de Cataluña del país. ¿Se han cumplido los peores pronósticos? Hoy ya tenemos algunas cifras sobre la mesa que confirman que la región no se ha hundido, como vaticinaban algunos expertos, pero sí tiene menos empleo, menos PIB y recibe menos turistas que antes de que se celebrar la consulta.
Aún no tenemos el dato oficial de PIB de 2017, pero casi todos los organismos dan por hecho que la economía catalana cerró el año por encima de la media nacional, que fue del 3,1%. Según Idescat, creció un 3,4%. Eso sí en el primer trimestre el PIB regional está perdiendo fuerza, sostienen la Autoridad Independiente Fiscal (AIReF), que cree que va a pasar de crecer un 0,8% en el último tramo de 2017 a crecer un 0,7% en el primer trimestre y un 0,6% en el segundo.
Sin embargo, hay que reconocer que, a pesar de la desaceleración, quedan muy lejos los peores augurios que vaticinaban una caída estrepitosa del PIB y un contagio a la economía española. Este mismo jueves, sin ir más lejos, el Banco de España volvió a decir que el impacto de la crisis catalana será "relativamente limitado y transitorio, aunque no despreciable".
El mercado de trabajo
Eso sí, la desaceleración de la economía, aunque no sea muy notoria, se ha trasladado también al mercado de trabajo. En el mes de septiembre del año pasado había 400.373 desempleados en Cataluña. Y en febrero, últimos datos disponibles, la cifra había crecido a 418.181 parados. Es cierto que la evolución del empleo en España es muy estacional, pero estas son las cifras que figuran en las estadísticas del Ministerio.
En la misma línea ha evolucionado el número de afiliados en la región. En septiembre, justo antes de que se celebrara el referéndum, había 3,3 millones de cotizantes en la comunidad autónoma. En febrero, la cifra era algo menor: 3,2 millones. A pesar de esta comparación, hay que reconocer que la situación está remontando con fuerza en el arranque del año. En febrero Cataluña lideró la reducción del paro y la creación de empleo.
Algo similar pasa con el turismo. Se resintió mucho nada más celebrar el referéndum, pero empieza a mostrar ya ciertos síntomas de recuperación. Para que se entienda bien: la llegada de turistas extranjeros bajó un 4,7% en octubre, descendió un 2,3% en noviembre y se desplomó un 13,9% en diciembre. Pero en enero Cataluña fue el segundo destino más elegido por este tipo de turistas: recibió 862.872 visitantes, un 2% más.
El impacto del desafío soberanista en la economía va perdiendo fuerza con el paso de los meses
Es decir, que las cifras reflejan que el desafío soberanista ha tenido cierto impacto en la evolución económica de la región, pero ya está empezando a diluirse. El Gobierno dice que habrá que esperar a finales de 2018 para poder cuantificar este impacto, pero los indicadores que se van conociendo demuestran que la crisis no tendrá un fuerte reflejo en la economía.
Y el impacto no se extenderá a España. El PIB ha sellado su tercer año consecutivo creciendo por encima del 3% y se mantendrá más o menos fuerte, a pesar de la desaceleración generalizada que esperan los economistas. Tanto es así, que el Gobierno ya tiene en mente mejorar de nuevo las previsiones del cuadro macroeconómico cuando presente los Presupuestos.