El objetivo del Banco Central Europeo, cuando dio un giro de 180 grados a la política monetaria que había mantenido durante algo más de seis años, no fue otro que estrangular la financiación bancaria. De esa forma, intentaba que la inflación se redujera paulatinamente hasta niveles soportables, que la institución que hoy preside Christine Lagarde ha situado desde su creación en el entorno del 2%, para hacer compatible un crecimiento económico razonable.
En algo menos de doce meses (la primera variación del precio del dinero desde marzo de 2016 se produjo el 21 de julio del pasado año), los tipos de interés han pasado del 0% hasta el 3,75%, después de siete subidas consecutivas. El propio BCE ha alertado de que es más que probable que en la próxima reunión de su Consejo de Gobierno, el 27 de julio, haya una nueva subida de un cuarto de punto, hasta el 4%. Puede que sea la última.
El resultado ha empezado a notarse, mucho más, en la apelación de las sociedades no financieras al crédito bancario que en los hogares. De acuerdo con los últimos datos recogidos por el Banco de España, el importe de las nuevas operaciones realizadas entre entidades financieras y grandes empresas durante los cuatro primeros meses del año ascendieron a 47.896 millones de euros, un 23,88% menos que en el mismo periodo del año anterior, cuando se alcanzaron 62.923 millones.
Si en el mes de enero la diferencia había sido inapreciable (200 millones de euros menos en 2023), a partir del mes de febrero se ha dejado sentir. La caída interanual en el mes de febrero fue del 37,8%; en el mes de marzo, del 18,9%; y en abril el descenso ha superado el 31%.
El segmento crediticio más afectado hasta el momento ha sido el de los créditos de más de un millón de euros a plazos de amortización superiores a los cinco años. Son, por regla general, los destinados a grandes empresas. Según el Banco de España, entre enero y abril se han concedido, en estas condiciones, apenas 1.413 millones de euros, cuando en el mismo periodo de 2022 se concedieron cerca de 7.800 millones. Es un desplome del 81,88%.
Escalada de los tipos
¿Qué ha sucedido? Que los tipos de interés han pasado del 0,99% en el mes de abril de 2022 al actual 5,03%, porcentaje que parece no haber tocado techo, toda vez que puede haber nuevas subidas, a pesar de las tres que ya se han producido en el presente ejercicio. El convencimiento de los analistas de que el episodio de inflación, que lleva por encima del 3% desde agosto de 2021, es temporal y que ha empezado a corregirse en parte, puede estar detrás de este parón crediticio, a la espera de mejores condiciones de financiación.
Los créditos dirigidos a las pequeñas empresas (menos de 250.000 euros) y los destinados a medianas compañías (entre 250.000 y un millón de euros) han tenido un comportamiento sorprendente, como lo prueba el hecho de que los primeros han crecido un 9,11% en los cuatro primeros meses del año, y los segundos, un 9,8%.
Las empresas han reducido también algo su nivel de endeudamiento en estas condiciones excepcionales. El saldo vivo (la deuda que tienen contraída con el sistema bancario) asciende a 473.584 millones de euros, unos 7.000 millones menos que hace un año. Este descenso se debe exclusivamente a la caída del endeudamiento a largo plazo, que ha bajado de 261.000 millones en abril del pasado año a menos de 248.000 un año después. En el corto y medio plazo, el saldo vivo se ha incrementado en 4.000 y 2.200 millones de euros, respectivamente.
La situación en la financiación a los hogares dista de mucho de parecerse a la de las grandes empresas. En los cuatro primeros meses del año, las nuevas operaciones de crédito firmadas han bajado un 8,74% en los préstamos para la compra de una vivienda y un 3,71% en los denominados créditos para otros fines. Los créditos al consumo, sin embargo, han aumentado un 8,12%.
