El aplazamiento de la OPV de AENA, confirmado a primera hora de la tarde de este jueves, dejará al gestor aeroportuario tan sólo una última oportunidad de dar su salto al parqué. La fecha marcada para este postrero y definitivo intento es la segunda quincena de febrero, una vez se haya seleccionado por concurso público un auditor que firme la carta de conformidad y que PwC haya auditado las cuentas de los nueve primeros meses del año. Un nuevo retraso mataría definitivamente el proceso, toda vez que irrumpiría en la campaña electoral de las autonómicas y municipales y, posteriormente, de las generales, en las que muchas cosas pueden cambiar.
“O en febrero o nunca”, es el mensaje que ha empezado a circular por los pasillos de la sede de AENA, donde han contemplado con estupor como todo el trabajo de los últimos años, a ritmo de contrarreloj desde la aprobación definitiva de la privatización a comienzos del mes de julio, puede quedar en nada.
Tanto el gestor aeroportuario como el Ministerio de Fomento, los que más interés han puesto en la salida a Bolsa, admiten que la fallida OPV es un fuerte golpe a la ‘marca España’, algo que deja “tocada” la imagen de reformismo y vuelta a la primera línea que el Gobierno de Mariano Rajoy ha querido impulsar con vistas al exterior.
Como la causa oficial del aplazamiento es el posible defecto de forma con el auditor que firma la carta de conformidad, el próximo lunes se licitará el concurso público para seleccionar a la entidad encargada de tal menester. Podría darse la circunstancia de que PwC, encargada de auditar las cuentas de AENA, se llevara también este contrato, cuando, en principio, la presunta incompatibilidad radicaba en el hecho de que la auditora fuera la misma que la que firmaba la carta de conformidad. No obstante, contaría con el aval de haber sido seleccionada por concurso público.
Plazos muy ajustados
En principio, este contrato debería formalizarse en los primeros días de 2015, de acuerdo con los plazos que se suelen manejar para este tipo de licitaciones. A partir de ahí, AENA deberá aguardar hasta tener en sus manos sus últimas cuentas auditadas, en este caso, las del tercer trimestre, algo que no sucederá antes del 15 de febrero, aproximadamente.
A partir de entonces, una vez firmada la carta de conformidad, la compañía deberá apurar los plazos para dar el salto al parqué antes de que comience la precampaña electoral de los comicios municipales y autonómicos.
Como muy tarde podría irse a la primera semana de marzo. Hasta mediados de abril, los componentes del núcleo duro (Banca March, Ferrovial y el fondo Children Investment Fund) tienen el compromiso de mantener sus respectivas ofertas.
Complicado escenario político
Pero desde entonces, las circunstancias comienzan a complicarse. Los comicios podrían determinar el cambio de color político en un buen número de comunidades autónomas que, a día de hoy, están gobernadas por el PP. El resto de gobiernos regionales han venido reclamando al Gobierno central el control de los aeropuertos de sus territorios, por lo que se han opuesto a la privatización de AENA, circunstancia que se acentuará con los posibles cambios políticos derivados de las elecciones.
Casi sin solución de continuidad llegarán las elecciones generales, en las que, de acuerdo con las encuestas, el PP tiene muy complicado renovar la mayoría absoluta que obtuvo en 2011. Los escenarios posibles hablan de un cambio en el Gobierno o de pactos y concesiones en los que los aeropuertos podrían representar un papel fundamental.
En cualquier caso, un panorama que haría imposible la entrada de capital privado en AENA y su posterior salida a Bolsa.
En el gestor aeroportuario cruzan los dedos por que, dentro de cuatro meses, las circunstancias del mercado sean propicias para llevar a cabo la OPV, al menos como lo son en la actualidad. De lo contrario, una de las mayores salidas a Bolsa de Europa quedará en el limbo y la ‘marca España’ todavía más dañada.