El reparto de poder en ACS podría estar un poco más cerca de llegar. Marcelino Fernández Verdes, señalado en su día por Florentino Pérez para asumir el nuevo cargo de consejero delegado del grupo, ha empezado a soltar lastre de las múltiples funciones que atesora en las filiales internacionales. El primer paso ha sido abandonar el puesto de consejero delegado de la australiana Cimic, que dejará en manos de Adolfo Valderas, un relevo que ha sido cuidadosamente preparado durante los últimos doce meses.
De hecho, el movimiento estaba cantado desde comienzos de noviembre de 2015, cuando Fernández Verdes, que hasta ahora ostentaba los cargos de presidente y consejero delegado de Cimic, nombró a Valderas consejero delegado adjunto, un cargo de nueva creación en la compañía australiana, para la que Valderas ya trabajaba como director de operaciones.
Aunque Fernández Verdes continuará como presidente de Cimic con carácter ejecutivo, la llegada de Valderas al cargo supone el inicio de la progresiva liberación de cargos del ejecutivo asturiano, que lleva años compatibilizando todos los poderes en la filial australiana de ACS con los de Hochtief, la constructora alemana de la que el grupo español controla cerca de un 70%.
La designación de Valderas como número 2 de Fernández Verdes en Cimic parecía anticipar el inminente aterrizaje de este último en ACS, toda vez que el nombramiento se produjo en noviembre de 2015 y estaba previsto que el llamado a ser sucesor de Florentino Pérez en el grupo de construcción, servicios y concesiones llegara a su nuevo cargo en la primavera de este año.
Un aterrizaje con muchos problemas
Sin embargo, los planes iniciales se torcieron y la designación de Fernández Verdes como consejero delegado de ACS quedó aplazada sine die, a la espera de que se culminara el proceso de integración de las filiales internacionales en los sistemas y métodos de trabajo de la compañía española.
Diversas circunstancias han complicado este proceso. Por un lado, Fernández Verdes no quiere renunciar a un suculento bonus en Cimic, para lo cual necesita permanecer en el consejo de supervisión de Hochtief hasta el primer trimestre de 2017. Una circunstancia que no era del agrado de Pérez puesto que quería a Fernández Verdes con dedicación plena a ACS, sin distracciones externas.
Tampoco ha sido sencillo el relevo en Cimic, toda vez que la figura de Adolfo Valderas se ha visto salpicada por la denuncia de un antiguo gestor de la compañía, que acusó al ejecutivo de inflar las cuentas.
Acorralado por los socios
En su día, Florentino Pérez anunció que contaría con Fernández Verdes para cederle el testigo como principal ejecutivo de ACS respondiendo de este modo a la presión que ejercían sus socios en la compañía para que todo el poder no recayera en la misma persona. Sin embargo, el presidente de la compañía fue poco a poco matizando esta medida.
Así, Pérez renunció a dejar de ser el presidente ejecutivo del grupo, al margen de la futura llegada de Fernández Verdes. Posteriormente, ha retrasado el aterrizaje del ejecutivo asturiano conforme se reducía la presión de los socios, especialmente de Corporación Financiera Alba, brazo inversor de los March e histórico accionista de la empresa.
Poco antes del verano, Alba renunció a los dos consejeros que mantenía en ACS con el fin de tener las manos libres a la hora de seguir reduciendo su participación, que llegó a ser del 23% y que ahora apenas supera el 11%.
En este escenario, Florentino Pérez volvió a sentirse reforzado en ACS, hasta el punto de que la llegada de Fernández Verdes como consejero delegado quedaba en un segundo plano. Sin embargo, el último movimiento en Cimic confirma que la opción se reactiva.