"Es una operación compleja". El consejero delegado de Atlantia, Giovanni Castelucci, insistió una y otra vez en esta frase durante la junta de accionistas de la compañía del pasado viernes, en la que, como no podía ser de otra forma, el punto estrella fue el acercamiento a la española Abertis para una futura compra e integración. Los impresionantes números que presentan ambos grupos ilustran las dificultades de la operación. Pero no son los únicos. Por medio, algunos obstáculos que podrían añadir complicaciones. Entre ellos, la presencia del operador de satélites Hispasat entre los activos de la compañía española.
Plenamente consciente de esta circunstancia, Castelucci también se preocupó de manifestar que Atlantia quiere a Abertis de una pieza, completa, sin renunciar a ninguno de sus activos valiosos. Sin duda, entre ellos figura Hispasat, cuyo carácter estratégico podría hacer que el Estado tenga que pronunciarse sobre la operación entre dos compañías privadas. Pero también lo eran hace diez años, cuando Abertis trató de adquirir la entonces llamada Autostrade, y el Gobierno italiano (comandado en aquella época por Romano Prodi) frustró la operación.
En la actualidad, la participación del Estado en Hispasat es inferior al 10%. Abertis cuenta con una participación mayoritaria del 57%, que incluso podría elevar el próximo verano si finalmente la francesa Eutelsat, el tercer socio en discordia, ejecuta su opción para vender el 33,7% que controla de Hispasat, tal y como anunció hace algo menos de un año.
Si finalmente se produjera la integración entre Atlantia y Abertis y los principales socios de la compañía italiana (la familia Benetton) fueran los accionistas de control del grupo resultante, Hispasat pasaría a estar controlada por una compañía extranjera, una circunstancia inédita desde su creación y que el Gobierno español podría vetar, dada la vinculación de Hispasat con asuntos relacionados con telecomunicaciones y, sobre todo, con Defensa.
Quién controlará la nueva sociedad
"Una posibilidad para esquivar este problema pasaría porque Abertis vendiera previamente su participación en Hispasat a otra empresa española, de forma que quedara fuera de la futurible integración con Atlantia", señalaron fuentes conocedoras de la situación. Sin embargo, las palabras del consejero delegado de Atlantia en la junta echan por tierra esa solución: la compañía italiana no quiere renunciar a ningún activo valioso de Abertis.
En este sentido, las fuentes también precisaron que el papel que pueda representar Hispasat en el futuro de la operación dependerá en buena medida de la estructura de control que tuviera el grupo resultante de una fusión entre Atlantia y Abertis. En principio, los Benetton tendrían una participación superior. Pero si Criteria, la sociedad de cartera de Caixabank que controla el paquete accionarial de la entidad financiera en Abertis, permanece en la nueva compañía, podría establecerse una gobernanza paritaria, que no dejara el control en una sola mano.
Otro de los mensajes que repitió con insistencia Castelucci en la asamblea de Atlantia es que, en cualquier caso, debe ser una operación amistosa. Y que, debido a la filtración de las negociaciones, no disponen de mucho tiempo para cerrarla. De este modo, tampoco la compañía italiana puede permitirse el lujo de que el proceso se enquiste en una de sus múltiples aristas, como podría ser la de Hispasat.
En caso contrario, correría el riesgo de que la historia se repitiera diez años después, cuando Abertis estuvo peleando durante más de un año y medio para sacar adelante una fusión que no sólo no llegó a producirse sino que, además, provocó que la empresa española saliera poco después del capital de Autostrade, en la que tenía una participación accionarial.