Dicen quienes han estado en algún momento de su vida destinados en un centro de salud que los lunes suelen ser, con diferencia, los días con mayor carga de trabajo, en el caso de los médicos encargados de diagnosticar lo que en el lenguaje hospitalario se conocen como enfermedades comunes. Un porcentaje notable de los que se acercan persiguen una baja médica que justifique su mal estado de salud. Todo lo contrario suelen buscar los jueves y los viernes.
Forme parte o no de las leyendas urbanas y de la picaresca que siempre acompaña las acciones de los habitantes de la Europa del Sur, lo cierto es que el año en curso está generando una actividad inusual en la Seguridad Social: el número de procesos iniciados tanto por contingencias comunes como por contingencias profesionales se ha incrementado, lo mismo que el de días indemnizados o el nivel de prevalencia por cada mil trabajadores protegidos.
Según los datos facilitados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el número de procesos iniciados ha superado entre enero y junio los cuatro millones, lo que supone un aumento del 7,2% en relación con el mismo periodo del año pasado. El número de días indemnizados por la SS y las mutuas correspondientes roza los 156 millones, cerca de un 11% más. Aunque lo más importante es que ha disparado el gasto de la Seguridad Social por incapacidad temporal hasta los 11.879 millones de euros en el conjunto de los nueve primeros meses del año, un 18,7% más que entre los mismos meses del pasado año.
La incapacidad temporal por contingencias comunes se define como la situación en la que un trabajador se encuentra imposibilitado para desarrollar su actividad por causa de un accidente o enfermedad no laboral y tiene que recibir asistencia sanitaria del sistema público de salud. Las contingencias profesionales hacen referencia a las bajas laborales que se derivan de la propia actividad.
De acuerdo con los datos de ejecución presupuestaria de la Seguridad Social, el coste de la incapacidad temporal ha ascendido entre enero y septiembre a 11.897 millones de euros y para el conjunto del año el presupuesto es de 14.181 millones. Se ha “comido” ya el 84% de lo estimado para todo 2024, cuando falta por computar el cuarto trimestre del año. De continuar en la misma proporción entre octubre y diciembre, el gasto se acercaría a los 16.000 millones.
Las cifras del Ministerio que dirige Elma Saiz indica que mas del 91% del gasto por incapacidad temporal es consecuencia de las enfermedades comunes: 10.833 entre enero y septiembre, lo que supone un aumento del 21% en relación con los 8.954 millones gastados en el mismo periodo de 2023. Las enfermedades profesionales han costado 1.039 millones de euros, un 8,1% más que en los nueve primeros meses del pasado año.
Quién paga la factura
Por regla general, el pago de la incapacidad temporal corre a cargo de la empresa. En los casos de enfermedad común o accidente no derivado de la actividad laboral, el pago entre el cuarto día y el decimoquinto a contar desde el comienzo de la misma corre a cargo del empresario. A partir del decimosexto día, la responsabilidad del abono corresponde al Instituto Nacional de la Seguridad Social o la mutua colaboradora correspondiente.
Con los últimos datos detallados de la Seguridad Social, en los siete primeros meses del año se han iniciado algo más de cuatro millones de procesos, de los que 3,6 millones corresponden a contingencias comunes y el resto, 411.000, poco más del 10% del total, a contingencias profesionales. Son un 11,1% y un 4,8% más, respectivamente, que en los siete primeros meses de 2023.
Estos procesos han dado lugar a cerca de 156 millones de días indemnizados. El 89% corresponden a enfermedades comunes. El coste por día ascendió a 41,99 euros, aunque en el caso de las enfermedades laborales alcanzó los 45,98 euros.
Una de las medidas que permite conocer y comparar la situación de la incapacidad laboral en dos periodos diferentes de tiempo es la prevalencia. Los definen este parámetro como el número de personas con incapacidad temporal en un espacio de tiempo por cada 1.000 personas. Según las cifras de la Seguridad Social, la prevalencia conjunta (contingencias comunes y profesionales) fue del 41,77 al término del mes de julio, lo que supone un incremento de 2,7 puntos en relación con los datos del pasado año. En el caso de las enfermedades comunes, subió hasta el 46,98, casi cuatro puntos más que en 2023. Las contingencia profesionales mantuvieron estable este indicador en el 3,97.