Que el absentismo laboral por bajas médicas en España se ha duplicado es un hecho. "El gran problema de horas en España es el del absentismo", aseguró el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, la semana pasada. En un frente común con los empresarios, el Gobierno ya ha planteado una reforma de la incapacidad temporal (IT) con bajas "flexibles".
El fenómeno tiene un impacto económico importante: en 2023 las bajas por incapacidad temporal costaron 25.326 millones de euros, un 74% más que en 2018 y un 150% más que en 2015, según los datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo.
Este gasto se reparte entre las empresas (12.245 millones en 2023, aunque Cepyme eleva el coste hasta los 135.000 millones al tener en cuenta los costes de sustitución y producción) y la Seguridad Social (13.081 millones, con una cifra que amenaza con superarse este año).
Según los últimos datos difundidos por Adecco, la tasa de absentismo en España se situó en el 6,9% en el segundo trimestre. Son dos décimas más que en el año anterior. Si se pone el foco sólo en el absentismo por incapacidad temporal, la tasa es del 5,5%, tres décimas más que hace un año.
Esto significa que, en general, el 5,5% de la jornada no se trabaja por estar de baja médica. Otra manera de calcularlo es en número de personas que se ausentan cada día en su trabajo de manera justificada, por incapacidad temporal. Según Randstad Research, son más de un millón.
¿Dónde hay más absentismo laboral?
El absentismo ha crecido prácticamente en todos los sectores y actividades, aunque con distinta intensidad. En algunas supera ya el 10%. Según los datos de Adecco, es el transporte marítimo el que más absentismo sufre: un 13,3% en general y un 10,5% si se limita a las bajas por incapacidad temporal.
En segundo lugar están las actividades de juegos de azar y apuestas (con una tasa de absentismo general del 12,9%, y del 10,4% por incapacidad temporal); seguidas de las actividades sanitarias (12,3% y 9,3%), los servicios a edificios y actividades de jardinería, y la asistencia en establecimientos residenciales.
El 'top 10' lo completan las actividades postales y de correos; la recogida, tratamiento y eliminación de residuos; las actividades de seguridad e investigación; las actividades de servicios sociales sin alojamiento; y la Administración Pública.
Otras actividades con tasas de absentismo laboral superiores a la media son: las actividades administrativas; la captación, depuración y distribución de agua; la fabricación de vehículos de motor; el almacenamiento; la metalurgia; los servicios de alojamiento, la fabricación de maquinaria y equipo; o la educación.
Para poner coto a estas elevadas tasas de absentismo, la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, pretende dotar de más capacidad de decisión al trabajador para que pueda incorporarse voluntariamente al trabajo si lo considera conveniente. Un ejemplo que ha puesto la ministra es la de los enfermos de cáncer.
También pone el foco en los trabajadores que tienen más de un empleo. Se les pretende dar mayor flexibilidad, pudiendo incorporarse a uno de los puestos si se considera posible y mantener la baja médica en el otro empleo si su salud no le permite desarrollar esa segunda actividad.
Los sindicatos lo han considerado un "absoluto disparate", mientras que los empresarios ven con buenos ojos la propuesta de Saiz. En todo caso, la negociación para intentar resolver el problema del absentismo laboral por bajas médicas apenas ha arrancado y no se antoja sencilla.