Florentino Pérez quiere seguir siendo el único presidente de un grande del fútbol que no ha encajado pérdidas económicas pese a la pandemia. Ya en el último ejercicio, consiguió que el Real Madrid cierre con beneficios por 13 millones de euros, una cantidad algo exigua si se tienen en cuenta el acuerdo de cesión parcial de la explotación del Santiago Bernabéu a Sixth Street por 360 millones de euros y la frustrada llegada de Kylian Mbappé.
Lo cierto es que los escuetos resultados contables del club se explican tanto por el repunte de la masa salarial a raíz de La Liga y la Copa de Europa conseguidas en 2022, como por el fichaje de Aurélien Tchouaméni y la introducción en el balance del grueso de la financiación y gastos de la colosal reforma del Bernabéu, que ha alumbrado una deuda neta (en su mayoría, a largo plazo) de 538 millones. A día de hoy, el Madrid tiene vías de liquidez para afrontar sus compromisos futuros y otros grandes riesgos, pero otra cosa es preservar la senda de beneficios operativos año a año que también preocupa en Concha Espina.
Lo cierto es que la Directiva ha dejado abierta una serie de pequeñas palancas para compensar un ejercicio ayudado por la venta de Casemiro, pero que se presume igualmente arduo por la falta de ingresos extraordinarios, el vencimiento de pólizas de crédito por 100 millones -hasta ahora, eso sí, no dispuestas- y el incremento de las facturas por el Estadio, que se alistaría a mediados del 2023 a falta de los párkings subterráneos.
Tanto es así que para el actual ejercicio, la previsión de la Ejecutiva es cerrar con algo más de un millón y medio de euros de beneficios, pese a un incremento en la cuenta de ingresos de 48 millones
Tanto es así que para el actual ejercicio, la previsión de la Ejecutiva es cerrar con algo más de un millón y medio de euros de beneficios, pese a un incremento presupuestado en la cuenta de ingresos de 48 millones. Dentro del colchón para salvar la temporada económica aparecen unos 40-45 millones de euros procedentes de la inyección del fondo americano Sixth Street por el Bernabéu en mayo del 2022. Si bien la Directiva contabilizó el grueso de lo obtenido por la enajenación dentro de la partida de efectivo y activos líquidos equivalentes (tesorería) la pasada campaña, la Junta ha podido reservar una parte para computarla eventualmente como ingresos por explotación del estadio en la actual temporada.
Florentino apunta a duplicar el negocio en 2025
Las inversiones que están llevando al Real Madrid al límite operativo pese a la contención de gastos en fichajes forman parte del plan trazado por el presidente para duplicar el negocio del club al cabo de 2025, el último año de su actual mandato.
Para una entidad sin fines de lucro como el Madrid, el negocio no pasa tanto por los beneficios como por la generación de ingresos sostenibles. De ahí la obsesión del presidente de aumentar la facturación y los activos hasta el límite sin dejar de cerrar en números negros, un elemento que los inversores internacionales y las entidades crediticias miran de reojo.
La consultora KPMG ha cifrado en 400 millones de euros por temporada el saldo de nuevos ingresos que supondría para el Madrid una posible Superliga de 20 equipos con cuatro descensos.
De ellos precisará Florentino para sacar adelante su mentado proyecto de Superliga europea, que apunta a poner en marcha en algún momento antes de 2025. La consultora KPMG ha cifrado en 400 millones de euros por temporada el saldo de nuevos ingresos que supondría para el Madrid una posible Superliga de 20 equipos con cuatro descensos.
Esos 400 millones -que podrían acabar siendo más, según otras fuentes- más los 200-250 millones adicionales que vendrán de la mano de la reforma del Bernabéu (Sixth Street se llevaría hasta el 30% del negocio) permitirían al club de Concha Espina sumar entre 500 y 700 millones extra a su presupuesto anual, hoy precisamente con unos ingresos estimados para la temporada 2022/2023 de 770 millones por los 653 millones en la 2020/2021 de los que partió el plan de Florentino.
