Economía

Un fondo de inversión sobre el futuro en la sostenibilidad

Más de la mitad de la economía mundial depende de la naturaleza y sus servicios, como polinización, agua o aire limpio. La agricultura, silvicultura, producción de bioenergía y pesca no existirían sin los procesos y servicios ecosistémicos ambientales, que dependen de una o pocas especies. El Fondo mundial para la naturaleza (WWF) estima que la inacción puede resultar en costes acumulados de diez billones de dólares hasta 2050 en cultivos, capturas de peces, inundaciones y desastres. Lógicamente, las empresas no desean que esto ocurra. Y, es que, la pérdida de biodiversidad, que ha preocupado mucho tiempo a científicos, ha comenzado a convertirse en un riesgo financiero importante para empresas e inversores

Así que, aunque sea complejo, es necesario ir midiendo el impacto de la pérdida de biodiversidad en las carteras. Pictet ha desarrollado una herramienta que proporciona una estimación de la pérdida de especies que una empresa corre el riesgo de causar por dólar de ingresos. Obviamente esto no es la solución a todos los problemas. El avance hacia una mejora de las condiciones pasa por una economía más circular y regenerativa en el largo plazo, pero empezando ya.

Pictet cuenta con la ventaja de llevar más de 25 años invirtiendo en temáticas de sostenibilidad. Un ejemplo de ello es el Pictet Timber, relacionado con los bosques y que tiene una sinergia muy fuerte con la economía regenerativa que nos trae con este nuevo fondo.

El fondo es global, concentrado en unas 50 compañías y sin restricciones por sector, región, o capitalización.

La estrategia de selección de compañías, en un primer análisis, es un filtrado por aquellas que tienen actividades de impacto ambiental o social adverso, lo que reduce el ámbito a 4.000 empresas de impacto positivo en biodiversidad y métricas sociales.  En unas 600 hay exposición a los principios de la regeneración (electrificación, semiconductores, software de simulación); materiales (residuos, embalaje); energía renovable, agricultura regenerativa y química “verde”. Dentro de este universo es donde se analizan las mejores oportunidades hasta llegar a esas 50 compañías finales.

La cartera tiene mayor peso en tecnologías de la información, industriales y materiales y, en menor grado, consumo discrecional, básico y servicios públicos. Como resultado de la selección la mayor exposición es América del Norte, seguido de Europa. La cartera final está formada en su mayoría por empresas de mediana capitalización. Es el caso de Dassault Systemes, que ayuda a fabricar productos circulares desde su creación; Copart, una plataforma donde los vehículos averiados se pueden revender por piezas, o Darling Ingredients que utiliza aceite alimenticio para fabricar biocombustibles. En el aspecto social, Bank Rakyat está en microcréditos en Indonesia, especialmente para mujeres, o Privia, que presta atención médica basada en valor e incentiva a los médicos a que prevengan enfermedades.

El fondo, por supuesto, es Artículo 9.

De momento es un fondo con muy poco histórico, ya que se lanzó el año pasado, pero será un temático a tener muy en cuenta a la hora de analizar la sostenibilidad del futuro.

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