El futuro de la industria automovilística española pasa por el desarrollo del coche eléctrico y las adjudicaciones que lleguen a las plantas del país. El sector vive una gran transformación que genera muchas incertidumbres. La Unión Europea exige cambios cada vez más rápidos hacia la descarbonización y esta transición ha desencadenado muchas dudas en los usuarios sobre qué vehículo elegir. La crisis económica derivada de la pandemia y las continuas restricciones de movilidad han dado la puntilla a muchas fábricas, que se están viendo obligadas a hacer ajustes.
Es el caso de Almussafes, que está negociando un ERE por la reducción del nivel de producción a 1.340 vehículos diarios (280 menos) ante la caída de la demanda; y que llega días después de haberse reunido Pedro Sánchez con el presidente de Ford Europa, Stuart Rowley, para tratar sobre el futuro de la marca automovilística en Europa y, lógicamente, en España. Un breve encuentro en el que Rowley y Sánchez abordaron varios temas, entre ellos los últimos anuncios nacionales y europeos de Ford, incluyendo el compromiso de tener una gama de turismos 100% eléctrica para el año 2030, algo en lo que la planta de Almussafes (Valencia) estará atenta en lo que a futuras adjudicaciones se trata.
Y aunque la dirección de Ford en la planta de Almussafes (Valencia) comunicó a finales del mes pasado la adjudicación a este centro de la producción de la nueva generación de motores híbridos para el mercado europeo y que aumentará la capacidad de ensamblaje de baterías a partir de 2022, coincidiendo con el fin de ciclo del Mondeo, la caída de la producción ante la falta de demanda de modelos de combustión ha obligado a la directiva a plantear este ERE.
La compañía justificó esta decisión por la necesidad de reducir la producción de forma "estructural" en unos 280 vehículos diarios por una caída de la demanda europea y sobre todo de la venta de modelos que fabrica la planta valenciana como el S-Max, el Galaxy o el Mondeo. Los sindicatos de Ford Almussafes han calificado de insuficiente la oferta que ha presentado la dirección en la negociación del ERE para 630 empleados, que incluye prejubilaciones a los 56 años, y han reclamado aumentar el complemento salarial hasta el 85% en lugar del 80% propuesto.
Semana decisiva para Ford
En la quinta reunión de la mesa de negociación del expediente, que tuvo lugar este lunes en la factoría, la dirección ha accedido a rebajar la edad de las prejubilaciones a los nacidos en 1965 (56 años) con el compromiso de pagar las cotizaciones a la Seguridad Social por el 100% de la base reguladora durante ocho años, hasta los 64. Los portavoces sindicales han valorado la oferta de incluir a los trabajadores de 56 años en las prejubilaciones pero reclaman que el complemento salarial llegue al 85%, como se hizo en el ERE de 2020, y no se quede en el 80%, como ha propuesto la compañía.
UGT considera que la bolsa de personal podría resultar insuficiente para alcanzar el objetivo de que todas las bajas sean voluntarias y que la dirección de la empresa está obligada a hacer todo lo posible para evitar despidos forzosos, por lo que propone ampliar la posibilidad de acogerse al plan a los nacidos en 1966 (55 años) y aumentar el complemento salarial al 85% hasta los 65 años. El Sindicato de Trabajadores del Metal (STM) ha reclamado que la aplicación del ERE se alargue en el tiempo para que los trabajadores que cumplen este año los 56 se puedan jubilar en las mismas condiciones que el resto y que por el momento, hasta que resulten afectados, se dediquen a formar a otros empleados y a reforzar las líneas con mayor ritmo de producción.
En la próxima reunión, que será a finales de semana o principios de la próxima, la dirección presentará su última oferta a los sindicatos, una semana por tanto marcada en rojo para los empleados de la emblemática planta valenciana de Ford con muchos despidos en el aire.