Glovo no deja de estar en el punto de mira de Hacienda por sus malas prácticas laborales. La compañía de recogida y envío de pedidos, fundada en Barcelona en el año 2015 por Oscar Pierre y Sacha Michaud, recibió el pasado día 24 de enero una nueva multa por parte de Inspección de Trabajo de 56,7 millones de euros por empleo de falsos autónomos y trabajo irregular de personas extranjeras en la ciudad de Madrid.
Si desglosamos esta sanción, confirmada por el Ministerio de Trabajo a través de Inspección de Trabajo, nos encontramos con dos causas fundamentales. La primera, una falta de altas de 7.022 trabajadores en la Seguridad Social por valor de 32,9 millones de euros, a los que hay que sumar el acta de liquidación correspondiente a la falta de cotización de todos ellos, que alcanza los 19 millones. Por último, la multa por tener a 813 empleados extranjeros sin el correspondiente permiso de trabajo es de 5,2 millones.
Esta notificación llega solo cuatro meses después de otra penalización de 79 millones de euros en septiembre del 2022 por tener a 10.614 asalariados en régimen de falsos autónomos. En su momento, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, confirmó la regularización de estas personas, así como la razón para que Inspección de Trabajo entrase de oficio en el tema, que no es otra que una vulneración de los derechos laborales de estos trabajadores. De los 79 millones citados, 63,2 fueron a la sede en Barcelona y los 15,7 restantes en Valencia.
En total, en la suma de los tres últimos ejercicios económicos de Glovo, la empresa acumula sanciones por parte del Ministerio de Hacienda por valor de 205,3 millones de euros, que engloban las ilegalidades cometidas con un total de 37.348 repartidores. Una cifra que va a pesar y mucho en los libros de cuentas de cara a este 2023, que es el año marcado en rojo por los dueños de la sociedad para comenzar a ser rentables y dejar atrás un 2022 marcado por la inflación.
Glovo busca un 2023 rentable
Aunque los últimos años han sido de constante expansión y crecimiento para la marca, desde la cúpula aparcan las buenas sensaciones con vistas al primer trimestre de este año. El conglomerado alemán Delivery Hero, dueño de Glovo desde el pasado mes de julio, presentó unos ingresos de 2.498 millones, lo que provocó que abandonasen los números rojos en el tercer trimestre del año.
Sin embargo, y pese al optimismo creciente en los primeros compases del año, cerró el curso con pérdidas estimadas en 400 millones. Esto se une a la gigantesca caída en bolsa desde el pasado mes de febrero, cuando el valor de su cotización empezó a desplomarse hasta alcanzar una suma del 65% de forma total.
Pormenorizando en la compañía catalana, esta también certificó unas pérdidas de más de 300 millones, cifra inferior a los 474 millones de 2021, pero muy superior a los 83 millones de 2020. En la presentación de resultados, Delivery Hero alegó que la guerra de Ucrania ha sido devastadora para Glovo, ya que tenía en este país su tercer gran mercado solo por detrás de España e Italia.
No todo son malas noticias, pues tuvieron un crecimiento interanual del 40% del GMV (valor bruto de las mercancías) en el citado tercer trimestre. Otro de los motivos que ha llevado al estancamiento de Glovo y del mercado del delivery en general ha sido el fin oficioso de la pandemia de la COVID-19.
Las astronómicas cifras cosechadas en 2020 eran ficticias en tanto en cuanto la situación sanitaria volviese a su cauce, al igual que la normalidad a la vida de las personas. En la balanza pesó mucho la inflación que azotó el 2022, mermando el poder adquisitivo de la clase media y baja, que son la gran mayoría de clientes de Glovo. La gente dejó de pedir con tanta frecuencia.
No hay que olvidar que, pese a la pandemia, Glovo aún no es una empresa económicamente rentable. El CEO de Delivery Hero, Niklas Östberg, declaró el pasado 20 de diciembre en una entrevista con La Vanguardia que Glovo empezará a dejar beneficios en las arcas del grupo en dos o tres años. Por ello, desde la compañía catalana esperan un arranque de 2023 muy complicado. Cuando el año alcance su último tramo, empezarán a ver la luz de la rentabilidad.
La ley rider, aprobada en agosto de 2021 en España, y que está siendo estudiada en el resto de países europeos para ver si es viable su aprobación, ha puesto más en jaque si cabe a una Glovo que lleva haciendo trampas desde sus primeros pasos, lo que está provocando las constantes multas y vigilancia de Hacienda.
Un juicio pendiente
El pasado mes de diciembre conocimos que el Juzgado de lo Social número 32 de Madrid decidió retrasar hasta noviembre de 2023 el macrojuicio contra Glovo, el cual afecta a los 3.200 trabajadores que fueron dados de alta como falsos autónomos en la Inspección de Trabajo llevada a cabo en 2018. Como pueden observar, se avecina un año incierto y complejo para la compañía barcelonesa.