PUna de las promesas electorales históricas de Pedro Sánchez es la derogación de la reforma laboral del año 2012. Una reforma que el PSOE siempre ha considerado dañina para los trabajadores y que quería fulminar si un dia llegaba al poder. Pero ese día ha llegado y desde el asiento de La Moncloa no es tan fácil cumplir las promesas. El Gobierno va a tocar algunos aspectos de la reforma, de eso no hay duda, pero no la va derogar. Podrá mejorar algunas cosas de la negociación colectiva y la contratación, pero lo más probable es que no se meta en el tema del despido.
Y es que la reforma laboral tocó muchos palos del mercado de trabajo. Estos son los cambios más importantes que se hicieron:
- La indemnización por despido improcedente pasó de 45 a 33 días
- Ampliación de las causas de despido objetivo
- Eliminación de la autorización previa de la Administración para los ERE
- Nuevo contrato indefinido para pymes
- Reorientación de las bonificaciones a la contratación
- Fin a los encadenamientos de contratos temporales de forma indefinida
- Prioridad a los convenios de empresa
- Fin a la ultractividad o prórroga automática indefinida del convenio
- Posibilidad de que las empresas en dificultades se descuelguen del convenio
- Derecho de 20 horas de formación al año para todos los trabajadores
- Contrato de formación para el empleo
- Las ETT pueden actuar como agencias de colocación
- Medidas contra el absentismo laboral
El Gobierno podrá tocar algunas cosas de la reforma, pero no todas. Bruselas ya ha dicho claramente que vigilará de cerca a España y que no es buena idea dar marcha a atrás en las reformas y menos en una como esta, que ha conseguido buenos resultados en términos de empleo, aunque el tipo de trabajo que está generando es poco estable y de baja calidad.
De hecho, hace solo dos meses, cuando aún gobernaba el PP y tuvo que enviar el Programa de Estabilidad Bruselas, sacó pecho al hablar de esta reforma asegurando que ha impulsado un 5,38% el PIB desde que está en vigor, es decir, unos 60.000 millones de euros. Según el equipo de Mariano Rajoy la reforma ha conseguido una reducción de las tasas de destrucción de empleo, un menor coste de cobertura de vacantes, un nuevo reparto de las rentas de la negociación y una mayor eficiencia en la búsqueda de empleo
La ministra de Trabajo quiere reunirse cuanto antes con sindicatos y patronal para empezar a hablar de este tema
Pero el problema, según el nuevo Ejecutivo, es el tipo de empleo que se está creando. La nueva ministra, Magdalena Valerio, ya ha dicho que convocará rápidamente a sindicatos y patronal para ponerse a trabajar en la modificación de la reforma cuánto antes. Los sindicatos están contentos, aunque saben que el Gobierno no derogará la reforma por completo, pero CEOE no tanto. Para la patronal es un error dar marcha atrás en las reformas, aunque está dispuesta a sentarse a hablar.
Fuentes de UGT aseguran a este periódico que ellos seguirán reclamando la derogación completa. Para este sindicato la reforma fue un error y solo cabe su derogación. Desde CC.OO., en cambio, se muestran algo más cautos y aseguran que hay tres cosas a las que no van a renunciar: recuperar la ultraactividad, volver a dar prioridad a los convenios sectoriales sobre los de empresa y mejorar la contratación.
Cambios, pero no derogación
Y es que dan por hecho que hay cosas que el Gobierno no tocará. El propio Ejecutivo ha modificado ligeramente su discurso desde que está en La Moncloa. Antes de llegar hablaban de derogar la reforma entera. Incluso se incluyó esta propuesta en los Presupuestos alternativos que elaboró Pedro Sánchez en la oposición. Hoy prefiere decir que se tocará lo que más daño hace a los trabajadores.
Así que es probable que el Gobierno socialista mejore la negociación colectiva y puede que toque la contratación para intentar fomentar el empleo estable en España y acaba con la dualidad del mercado. Pero meterse en el despido va a ser mucho más complicado. Hasta los sindicatos lo saben. Así que cambios sí, pero parece que la derogación de la reforma va a ser complicada.