Internacional

Donald Trump pone en riesgo la globalización

Las amenazas arancelarias no han cesado en tres meses que lleva en el cargo, algunos aseguraban que no las llevaría a término, otros temían las consecuencias

  • Reunión en el Despacho Oval con Donald Trump -

"El día de la liberación". Así ha bautizado el presidente estadounidense, Donald Trump, este miércoles, 2 de abril. Los mercados, inversores y, en general, el mundo económico, se encontraban expectantes desde que hace semanas asegurase que durante esta jornada anunciaría los detalles de su particular guerra arancelaria, unos aranceles que afectarán a sus decenas de socios comerciales -unos 60 países- y que irán desde el 10 hasta el casi 50%, con el 20% para todos los productos europeos o del 34% en el caso de China. 

El magnate ha preparado una comparecencia con nombre propio tras el cierre de Wall Street, a las 16.00 horas en Washington -22.00 horas en España- en la que se han anunciado sus medidas estrella y con las que tanta presión ha ejercido sobre el resto de los países con el objetivo de proteger, supuestamente, la economía estadounidense. El acto, que se ha descrito como gran evento por parte de la Casa Blanca, se dibujaba como una de las citas claves de la 'nueva' Administración.

Muestra de ello es que ha contado con nombre propio: "Make America Wealthy Again" ("Hacer a EEUU rico de nuevo"), cuya celebración en la Rosaleda de la Casa Blanca ha contado con todos los miembros de su nuevo equipo. Tal y como detalló la también residencia oficial del presidente, inmediatamente después del anuncio de Trump, los aranceles han entrado en vigor. 

Los amagos de Trump no han cesado en estos tres meses que lleva en el cargo y, entre los anuncios de aranceles que no se habían consumado hasta este miércoles estaban los llamados "recíprocos" a países que gravan los productos estadounidenses. El republicano se dio un plazo de "semanas" o "meses". Posteriormente, precisó que se aplicarán desde este 2 de abril, aunque aún no había confirmado ni detallado nada respecto a este asunto y sobre qué productos se aplicarían.

Firma de Donald Trump en una orden ejecutiva

Así, pese a la insistencia, se desconocían muchos detalles sobre cómo se implementarán los llamados "aranceles recíprocos", una medida que afectará, especialmente, a la Unión Europea.

El inquilino de la Casa Blanca dijo que aplicaría aranceles a "gran escala" a la Unión Europea si colaboraba económicamente para perjudicar al país que dirige. Finalmente, todos los productos europeos contarán con un gravámen del 20%.

Bruselas ya ha dicho estar "preparada". La Comisión Europea dice no querer entrar en "confrontaciones", pero sí defiende tener "un plan sólido" por si se veía obligada a contraatacar medidas económicas de gran calado.

La idea es sencilla, la posible repercusión no tanto

La idea es sencilla, la posible repercusión no tanto. Washington quiere elevar sus aranceles sobre bienes y servicios extranjeros para igualar las barreras comerciales y fiscales que otras naciones imponen a los productos estadounidenses. "Si ellos nos cobran, nosotros les cobramos", ha reiterado Trump en varias ocasiones.

Esos aranceles recíprocos podían adoptar distintas formas, gravámenes dependiendo del producto y su país de origen, o aranceles para todas las importaciones de un territorio. Una de las opciones que Trump tenía sobre la mesa era la imposición de aranceles generalizados del 20% sobre la mayoría de las importaciones que llegan al país norteamericano. Finalmente, el arancel generalizado será del 10%. 

Las reacciones a corto plazo son predecibles: fuertes turbulencias en los mercados financieros y desencadenar represalias de sus socios comerciales.

En lo que sí coinciden los analistas y expertos es en que el presidente de Estados Unidos "utiliza estos anuncios como medida de presión". Según Frédéric Mertens, director del departamento jurídico y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Valencia, "no es fácil interpretar lo que pretende Trump" con tanto anuncio. "Su estrategia suele estar enfocada en obtener otras cosas", afirma para añadir que el mandatario "no puede pretender cumplir todo".

El fin del republicano podría ser, tal y como apunta, "mostrar que EEUU ya no es una nación 'blanda'", quiere "marcar territorio y dejar claros cuáles son sus intereses" pero el método utilizando está impulsando otro debate sobre la dimensión psicológica: "Tiene una obsesión con generar efecto mediático, por la estrategia del shock".

Las reacciones a corto plazo son predecibles: fuertes turbulencias en los mercados financieros y desencadenar represalias de sus socios comerciales. Solo con los anuncios de posibles gravámenes, esto ocurría sin dilación. Las respuestas a medio-largo plazo se desconocen pero, lo que sí está claro es que el, de nuevo, inquilino de la Casa Blanca ha convertido su política intervencionista y proteccionista en una herramienta de presión y en un 'modus operandi' que cambiará la globalización conocida en las últimas dos décadas

La inflación, el talón de Aquiles

Aunque la estrategia del Gobierno estadounidense dice buscar fortalecer la competitividad de su economía, los aranceles, que van destinados a decenas de socios comerciales y "por ahora, no habrá exenciones" -señala Trump-, podrían disparar los costes de los productos y mantener al alza la presión inflacionista en el propio territorio norteamericano. La inflación siempre ha sido el talón de Aquiles de los presidentes estadounidenses y, de hecho, el magnate lo empleó de forma contundente contra Joe Biden en campaña. Tras su regreso al Despacho Oval, no ha vuelto a pronunciarse al respecto.

El presidente de EEUU, Donald Trump

Volver a una senda inflacionista, ese es uno de los riesgos, lo que provocará un encarecimiento de la vida de los propios estadounidenses. Pese a que el presidente ha querido restar importancia a la posibilidad de un encarecimiento en el coste de vida -algo que "dolerá", ha llegado a decir-, este hecho es algo que le "da igual" porque "la gente va a empezar a comprar coches estadounidenses". No obstante, muchas piezas y productos son extranjeros y estarán sujetos a aranceles. Cuando se anunciaron los primeros gravámenes, los expertos situaban entre los 1.000 y los 1.500 dólares la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos del país, ahora habrá que estudiar las dimensiones. 

Aunque Trump asegura que logrará "enriquecer" a EEUU, todo apunta a un resentimiento del consumo interno y de las exportaciones de otros países. Cambiará, sin duda, el modelo de importaciones y exportaciones global. El magnate ha convertido la política arancelaria en un arma de negociación y el impacto a largo plazo es incierto. Hasta ahora había conseguido cesiones de algunos territorios como México o Canadá, pero sin evitar la volatilidad y preocupación de inversores y empresas. Tampoco el agotamiento sistemático y las relaciones bilaterales se verán mermadas o, incluso, rotas.

La Casa Blanca defiende la medida como un intento de nivelar el comercio global y recuperar la industria y manufactura nacional, pero la mayoría de economistas advierten de que podría frenar el crecimiento. La entidad financiera Wells Fargo calcula que los nuevos aranceles al automóvil, sumados a los ya existentes sobre el acero y el aluminio, sumaría 0,4 puntos porcentuales a la tasa de inflación anual, elevándola al 2,8%. Un gravámen global dispararía las estimaciones.

Nuevo escenario geopolítico

El presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, John Williams, afirmó este martes que existe el riesgo de que aumente la inflación en 2025. "Definitivamente hay riesgos al alza que dependen mucho de esto, de los aranceles y de otras políticas que puedan tener lugar", aseguró.

La palabra 'recíproco' es muy importante (...) Les devolvemos lo que nos hacen", aseveró Trump porque, a su juicio, permitirá a Estados Unidos librarse de prácticas comerciales "injustas" .

"La palabra 'recíproco' es muy importante (...) Les devolvemos lo que nos hacen", aseveró hace unos días Trump porque, a su juicio, permitirá a Estados Unidos librarse de prácticas comerciales "injustas" que otros países han mantenido durante décadas. Mientras, Wall Street espera con incertidumbre las palabras del dueño del despacho con mayor poder del mundo, en un contexto de temor a una guerra comercial y de una hipotética recesión que han avivado la volatilidad en el parqué neoyorquino el último mes.

Pese a que muchos analistas aseguraban que los anuncios de Trump quedarían en una mera estrategia que finalmente no llevaría a término, de momento, el magnate ha tambaleado todo el tablero geopolítico y lo que ha ocurrido la noche de este miércoles marcará un punto de inflexión que cambiará el escenario socioeconómico mundial tal y como se conoce hoy en día.

El plan del republicano podría llevar a otras grandes potencias a negociar aranceles de forma recíproca, país por país, transformando por completo décadas de comercio basado en normas y reglas. La idea de la libre circulación de ideas, bienes, servicios, capitales y personas a través de las fronteras que ha imperado durante las últimas décadas, conocida como globalización, acaba de chocarse contra un muro.

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