Hace unos cuantos años ya, el Gobierno acordó exigir en las cajetillas de tabaco la presencia de etiquetas con mensajes alusivos a los peligros potenciales para la salud. Recuerdo que el mismo día del visto bueno del Ejecutivo escribí para el medio en el que entonces trabajaba que si “fumar mata”, “fumar obstruye las arterias”, “fumar puede matar al hijo que esperas” o “fumar aumenta el riesgo de impotencia”, entre otras leyendas, ¿por qué no se prohíbe la venta de tabaco?
La respuesta era y sigue siendo muy sencilla. Porque, a través de los impuestos especiales que gravan las labores del tabaco, el Estado, las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales recaudaban entonces entre 5.000 y 6.000 millones de euros para las arcas de la Agencia Tributaria. En 2023, último dato anual disponible, el tabaco dejó en Hacienda 6.712 millones de euros y en 2024, alrededor de 7.000 millones. Y es que el tabaco es el producto más gravado fiscalmente en España: las cuatro quintas partes de su precio de venta al público son impuestos.
Ahora, una veintena de años después, el Consejo de Ministros ha dado luz verde a una ley para restringir el consumo de alcohol en los menores, que tendrá que ser aprobado por el Congreso de los Diputados. La más sorprendente de las medidas que contiene es que sillas y mesas de bares y restaurantes no podrán exhibir ninguna marca de bebida alcohólica siempre que estén próximas a centros de educación o sanitarios. Las cerveceras o productores de bebidas espirituosas no podrán esponsorizar el mobiliario de los establecimientos, sus clientes.
La nueva norma prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas a los menores de 18 años (solo algunas comunidades autónomas lo tenían regulado), prohíbe también beber y vender a menores y adultos en centros educativos o de ocio donde el público objetivo son menores, y prohíbe la exhibición de cualquier logotipo o marca a menos de 150 metros de colegios, centros de salud y hospitales o lugares en lo que los menores realicen algún tipo de actividad. Las multas por su incumplimiento serán equiparables a las de consumir drogas en la vía pública. Para muchos, la nueva ley sale a modo de limpieza de conciencia, como la del etiquetado de las cajetillas de tabaco en su momento.
La patriarcal labor de protección del Estado sobre sus ciudadanos cuidando de su bienestar y su salud se vuelve a repetir unos años después, esta vez, con las bebidas alcohólicas y la cerveza. Y la pregunta, también: ¿por qué no prohíben su consumo o lo limitan a lugares muy específicos? Por la misma razón que en el caso del tabaco: porque las administraciones territoriales ingresan cada año en torno a los 1.100 millones de euros de los impuestos especiales que gravan las bebidas alcohólicas y sus derivados y la cerveza, de acuerdo con los datos de recaudación de la Agencia Tributaria. Las bebidas alcohólicas y la cerveza son los terceros mayores ingresos de los impuestos especiales, después de los hidrocarburos y el tabaco.
Según la estadística de la Agencia Tributaria, en los once primeros meses del año los ingresos tributarios procedentes del alcohol y sus derivados ascendieron a 755 millones de euros, lo que permite estimar que, en el conjunto del año, la recaudación ascenderá por este concepto a 825 millones de euros. Por la cerveza, Hacienda ha ingresado entre enero y noviembre un total de 320 millones, por lo que en global del pasado año la suma ascenderá a alrededor de 350 millones. En total, alrededor de 1.175 millones de euros.
Reparto por administraciones
De la cifra recaudada hasta noviembre de 2024 por los impuestos especiales del alcohol y la cerveza, 263 millones de euros fueron a parar al Estado; 693 millones, a las Comunidades Autónomas, y poco más de 18 millones, a las Corporaciones Locales.
Según los datos de Hacienda, el consumo de alcohol puro sujeto a tributación de impuestos especiales fue en el periodo analizado de 2024 de 99 millones de litros, de los que la práctica totalidad (96 millones de litros) correspondieron a alcohol en bebidas derivadas y el resto a alcohol para usos industriales. El valor de los consumos de bebidas alcohólicas sin tener en cuenta el IVA fue de 2.955 millones de euros, muy similar al del año anterior.
Teniendo en cuenta que el precio de venta al público de las bebidas alcohólicas fue el pasado año de 13,73 euros/litro, el impuesto especial ascendió a 3,40 euros (24,76%) y el IVA, a 2,38 euros (17,33%). La graduación media de la bebidas derivadas fue de 34,1 grados, como en 2023.
Por lo que a la cerveza se refiere, el consumo en 2024 se situó en el entorno de los 750 millones de litros, a los que hay que añadir otros 150 millones de litros de cerveza sin alcohol, según Cerveceros de España. Estas cifras son solo ligeramente inferiores a las de 2023. España es, con diferencia, el mayor consumidor mundial de cerveza sin alcohol del mundo: el 14% de toda la cerveza que se bebe en nuestro país es sin alcohol.