El Banco de España prevé que la inflación alcance su pico en España el mes de noviembre de este año y vaya moderándose en los próximos años, pero avisa de que esta senda podría truncarse si los trabajadores del sector privado piden subidas de sueldos semejantes a las que se van a producir en pensiones y sueldos públicos.
Según el último Informe Trimestral de la economía española, publicado este martes, el IPC cerrará el año 2021 con un avance del 2,1% en promedio, bajará en 2022 al entorno del 1,7% y en 2023 se situará en el 1,3%. Se mantendrá, por tanto, por debajo del límite del 2% que marca el Banco Central Europeo.
Este escenario podría cambiar, avisa la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos, por distintas fuentes de incertidumbre como podrían ser los cuellos de botella en la industria, la evolución de la pandemia o el ritmo de gasto de los hogares.
Uno de los elementos clave que determinará la mayor o menor persistencia de la inflación será el comportamiento del mercado laboral.
"Cabe esperar que este fenómeno inflacionista tenga un carácter transitorio. Pero no puede descartarse una mayor persistencia en función del grado de traslación, por parte de las empresas, de los aumentos de costes a sus precios finales, y, por parte de los trabajadores, de estos incrementos de precios a sus demandas salariales", avisa el supervisor.
En España, el sector público sienta mal precedente
En el caso de España, apunta, los trabajadores podrían estar más tentados de reivindicar subidas de sueldos a imagen y semejanza de los incrementos que se van a producir en las pensiones y los sueldos de los empleados públicos, que aumentarán conforme al IPC.
"Uno de los factores de los que dependerá, posiblemente, la magnitud de los efectos del repunte inflacionista sobre las retribuciones de los trabajadores del sector privado será el efecto de señalización que puedan ejercer sobre ellas los incrementos acordados para los importes de las pensiones y los salarios públicos", subraya.
Los mecanismos de indexación de las pensiones y los salarios públicos podrían ejercer un cierto efecto imitación sobre los salarios privados"
En lo que va de año, los sueldos han subido un 1,5% hasta el mes de agosto según lo pactado en convenios, que dan cobertura a 5,3 millones de trabajadores, tal y como recoge el Ministerio de Trabajo en su última estadística.
Esto supone que los salarios están subiendo menos de lo que lo hacen los precios -que en el acumulado del año lleva una subida promedio del 2%-, sin contar con la evolución de los sueldos no regulados por convenio que se desconoce cómo evolucionan.
La subida del SMI generará un efecto arrastre
El Gobierno, por su parte, aprobará la próxima semana la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) con efecto retroactivo desde el 1 de septiembre en 15 euros, de los 950 euros a los 965 euros en catorce pagas, lo que a su vez podría generar un efecto arrastre en el resto de salarios. Se aprobará, además, el compromiso de seguir subiéndolo en los próximos años.
El incremento de salarios que se puede producir próximamente en España por el efecto imitación -de pensiones y sueldos públicos- y por el efecto arrastre del SMI aumentará la capacidad de gasto de la población y el sentimiento de mayor fuerza económica, lo que podría redundar a su vez en una nueva subida de precios.
Este círculo vicioso es lo que los economistas denominan "efectos de segunda ronda" o de "segunda vuelta", más peligrosos para la economía porque suponen que la inflación es difícil de contener y para ello hacen faltan medidas más drásticas como las subidas de los tipos de interés.
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