La presidencia del Consejo de la Unión Europea en la segunda mitad de 2023 era una campaña perfecta para Pedro Sánchez de cara a las elecciones generales. Pero el resultado electoral del 28 de mayo cambia los planes de Moncloa y, tras adelantar los comicios al 23 de julio, este factor se diluye y la elecciones parten en dos el mandato comunitario. Un decisión que supone una amenaza para la hoja de ruta de Bruselas en la segunda mitad de 2023.
Las fuentes comunitarias explican a Vozpópuli que, a 31 días de que Suecia entregue el mandato a España, la agenda de reuniones ministeriales está cerrada y, en principio, no debería alterar nada. No obstante, el resultado electoral puede cambiar al inquilino de la Moncloa y alterar las prioridades que se marcan desde la presidencia del Consejo frente a los asuntos que afrontan la Comisión Europea y el Parlamento.
Es decir, la llegada del Partido Popular a la presidencia de España o una repetición de Pedro Sánchez con nuevos socios son movimientos amenazan con dar nuevas preferencias al Consejo de la UE. Unas necesidades que marcarán asuntos como la reforma del mercado eléctrico en Europa, la ley de datos, transformación digital, agenda social o la preparación energética de cara al próximo invierno.
Las iniciativas que impulse España tendrán también una incidencia en el siguiente ciclo europeo, donde tomará el testigo Bélgica. La Presidencia española tiene otro factor clave en la política europea, ya que se desarrollará en el último tramo del ciclo institucional europeo, antes de las elecciones al Parlamento Europeo previstas para mayo de 2024 y el posterior nombramiento de una nueva Comisión.
Un mal calendario
Una gran responsabilidad europea que se produce en plena batalla política nacional. Los representantes del Gobierno deberán cumplir con sus obligaciones europeas mientras abordan sus intereses partidistas. El calendario electoral y el de la presidencia se solapan. España asume la presidencia el 1 de julio y la campaña electoral arranca el 7 de julio.
Los consejos informales de la presidencia arrancan el 3 de julio en Vigo con un encuentro de todos los ministros de Pesca, después en Madrid se celebrará el 13 de julio un consejo informal entre los ministros de Trabajo y Políticas sociales, Valladolid hará lo mismo con los responsables de Medio ambiente y Energía de los países miembros entre el 17 y el 19 de julio. Por último, en Logroño, los ministros de Justicia e Interior de la UE se reunirán dos días antes de las elecciones.
Y esa actividad sólo en lo que respecta a consejos informales. Moncloa presentará formalmente el próximo 21 de junio en Estocolmo su programa en el Consejo de Asuntos Generales. El 11 y el 12 de julio, Sánchez participará en la compra de la OTAN en Vilna (Lituania) y, un día después, se espera que intervenga ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. También forma parte de su agenda de la presidencia ejercer de anfitrión en Bruselas el 17 de julio en la cumbre regional entre la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC).
Una vez celebrados los comicios en España, la agenda de la presidencia europea, con un consejo informal a la semana, se deberá afrontar con un Gobierno en funciones hasta que se acuerde el nuevo inquilino de Moncloa. Un proceso que, si todo sale bien, puede alargarse hasta finales de agosto o principios de septiembre.
Moncloa vigila la crisis
El principal papel de la Presidencia europea es ser coordinador en la gestión de crisis, facilitando la reacción ordenada y de unidad europea. Los países con este mandato deben contar con flexibilidad para adaptarse a la respuesta que la Unión debe dar a las crisis que puedan surgir.
Un factor que han evidenciado Francia, República Checa y Suecia frente a la crisis militar provocada por la invasión rusa de Ucrania en marzo de 2022 y la consecuente crisis energética. La Moncloa también debe coordinarse con las comunidades autónomas y entes locales para ejercer este servicio europeo.
Un momento tampoco muy propicio para ello. Los técnicos europeos y nacionales, que trabajan en esta compleja agenda, consideran que la decisión de Pedro Sánchez de “partir en dos” la presidencia europea añade otra nueva dificultad a la organización de estos seis meses que, frente a la presidencia europea de Suecia, ya tiene el doble de reuniones informales de los ministros europeos.