Economía

Suiza deja de ser un negocio para la banca: el beneficio de las entidades más selectas se desploma y les fuerza a buscar clientes fuera

El beneficio por empleado en las sofisticadas entidades suizas (y andorranas) se ha hundido. Ahora, deben competir con las demás firmas domésticas por captar un dinero que hasta hace poco les llegaba a manos llenas sin hacer nada, gracias al secreto bancario. 

Las sofisticadas bancas suizas (y por extensión, las andorranas y las luxemburguesas; estas con algún matiz) se han visto obligadas a buscar negocio fuera de sus fronteras porque cada vez ganan menos dinero. Prácticamente, han dejado de ganarlo en su país. Así se dijo en el III Foro Broseta de Wealth Management, celebrado esta semana en Madrid en la Fundación del Pino, organizado por el despacho de abogados valenciano Broseta.

Hace poco tiempo, el beneficio medio por banquero de una entidad suiza era de 200.000 euros. Ahora es de 30.000… y bajando. Una caída del margen del 80%, que anula prácticamente el beneficio por cuenta y empleado, lo que ha forzado a los suizos a buscar capital. Hasta la fecha, el dinero les llegaba a manos llenas y estas entidades simplemente lo recibían sin hacer preguntas. Ahora, deberán salir a competir con los demás. De hecho, ya lo están haciendo desde hace un tiempo. 

Estas cifras las pronunció Fernando Garro, de Schroders, en un evento en el que también estuvieron personas de la talla de Francisco Gómez Trenor, de Mirabaud, Carlos Montoliu, de Credit Agricole o Claudio Ortea, de Lombard Odier, y provocaron sensación entre los asistentes.

Intercambios

Los motivos de esta pérdida de rentabilidad están en los protocolos de intercambio de información entre países, que han tumbado de facto la realidad del secreto bancario. La pérdida de opacidad ha favorecido retornos a los países de origen o traspasos entre fondos de inversión, toda vez que, además, países como España han declarado la obligatoriedad de declaración de bienes en el extranjero, una medida controvertida, criticada desde bastantes flancos.

“La posibilidad de ser un inversor anónimo para Hacienda forzaba que muchos inversores permanecieran en un fondo, independientemente de las comisiones que le aplicaran o la rentabilidad obtenida. Una vez perdido ese anonimato, los traspasos entre fondos se han multiplicado”, explica un asistente en dichas jornadas. Y el dinero está volviendo a España a marchas forzadas. 

Las entidades suizas (y andorranas) han debido aplicarse y hace tiempo que han abierto oficinas en España, comprando entidades, además. Mirabaud compró Venture, Banca Privada D´Andorra (BPA) Banco Madrid (entre otras), Credit Andorrà se hizo con Banco de Alcalá (grupo Argüelles), ahora están ojeando Inversis con especial interés BPA y Andbanc. Falta por llegar todavía la Banca Mora andorrana y en breve aterrizarán algunas firmas más, ya sea de Suiza o Luxemburgo.

Cruzar el charco

También lo harán las gestoras de fondos, que contemplan España como el paso previo a Miami o Latinoamérica, donde pelearán por las grandes fortunas y los grandes inversores institucionales al otro lado del Atlántico. En breve se podrá ver a instituciones de Suiza, Andorra o Luxemburgo abrir delegaciones en esos mercados, o realizando adquisiciones. 

Asimismo, las entidades españoles han visto hueco en el antaño sacrosanto mercado de las bancas privadas opacas y han registrado sus fondos en Luxemburgo (el gran hub europeo de la gestión), ya que pueden competir en igualdad de condiciones. La última en registrar allí ha sido La Caixa, pero otras como Bankinter han realizado alguna adquisición en dicho país. Han olido un negocio vetado hasta la fecha. 

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