"No tengo palabras, duele mucho. Se nos ha ido uno de los grandes, de los que calan muy hondo"
Ayer domingo tuve el doloroso deber de escribir a todos los consejeros de Telefónica para comunicarles que, de forma muy repentina, nos había dejado Javier Echenique, compañero de consejo, para todos un amigo y, además, una gran persona. Quizás las palabras que encabezan este homenaje, escritas por un miembro del Consejo al que todos admiramos, recogen de forma directa y profunda lo que sentimos.
He tenido la fortuna de conocer a Javier durante 25 años durante los cuales he podido compartir experiencias, aprender de su forma de ver la vida y disfrutar de su amistad y consejos. Persona franca, de mirada limpia, de talante abierto, de conocimiento amplio y de mente ágil. Persona de sonrisa amable, de carácter firme y recto, de alma noble. Enamorado de su familia, de su tierra, de sus amigos, de su Athletic y de la vida, supo vivir la vida de forma intensa y dejar huella allá donde pasaba sin buscar hacerlo.
Supo ser firme cuando había que serlo, ser exigente y a la vez pausado. No gustaba de elogios excesivos ni de críticas desmesuradas. Siempre hallando el valor que da el sentido común, la perspectiva que da la experiencia y siempre buscando lo mejor de cada situación. Sabía bajarnos de la nube de la autocomplacencia y elevarnos en los momentos donde parece que todo es gris. Era divertido en la distancia corta y serio y directo cuando la ocasión lo requería.
En Telefónica nos deja casi 30 años de contribución. En el año en el que cumplimos nuestro centenario, con la perspectiva que da el tiempo, Javier nos ha hecho mejores. Ha sido generoso en su trabajo para transformar esta casa, valiente para defenderla con su criterio, y compañero de viaje para todos los que hemos tenido el privilegio de compartir camino.
Honradez, honestidad, sinceridad, lealtad, bondad, generosidad, grandeza, magnanimidad, altruismo, distinción, señorío son las palabras que definen a una persona noble.
Ayer se fue Javier Echenique. Ayer se fue una gran persona. Ayer se fue una persona noble.
Desde el dolor por la despedida dura y cruel por lo inesperado, el agradecimiento más profundo por el recuerdo que el tiempo no podrá borrar.
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