Economía

El BCE deja en papel mojado las previsiones del coste de la deuda española

En apenas seis meses, el coste medio de toda la deuda del Estado en circulación ha subido en más de 1.300 millones de euros, un 6,3%, por el cambio de rumbo de la política monetaria

  • La presidenta del BCE, Christine Lagarde -

A cierre del pasado mes de septiembre, el montante de la deuda del Estado en circulación ascendía a 1,297 billones de euros. Son 84.494 millones más que en el mismo mes de 2021 y casi la misma diferencia con diciembre del pasado año. Son datos del Tesoro Público.

Hay que remontarse al año 2006 para encontrar la última disminución en comparaciones interanuales. En ese año, la deuda del Estado bajó en 5.289 millones de euros. Pero entonces, dos años antes de que estallara la crisis financiera internacional, España debía 307.168 millones de euros, cuatro veces menos que hoy.

Seis años después, con la deuda en 688.231 millones de euros, el Banco Central Europeo tuvo que intervenir para evitar el colapso de la banca española (los únicos compradores entonces), que hubiera, significado, por extensión, el colapso de la moneda única tras los problemas de las economías irlandesa, portuguesa y griega, y con la de Italia tocando a rebato.

Si entonces el Banco Central Europeo se puso a la cabeza del rescate financiero español, junto con otras instituciones internacionales, en esta ocasión puede acabar apuntillando las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado 2023, cuando ni siquiera ha terminado el plazo de presentación de enmiendas al articulado y falta un mes para que el Pleno del Congreso debata sobre el dictamen de la Comisión.

Con las decisiones de elevar el precio oficial del dinero en tres ocasiones -desde el 0% (vigente desde marzo de 2016) al 2% aprobado hace unos días-, el BCE ha puesto en entredicho la política económica de “café para todos” que se instauró en los países que comparten la moneda única tras la irrupción de la pandemia, en el primer trimestre de 2020. La nueva subida de tipos del BCE no puede salvo agravar los problemas de las economías más endeudadas. Y entre ellas, si no a la cabeza, la española.

El coste medio de la deuda en circulación de la deuda española era, en marzo de este mismo año, del 1,542%, el nivel más bajo de los últimos veinte años, de acuerdo con las estadísticas de la Dirección General del Tesoro. Pues bien, medio año después, a cierre del mes de septiembre, el tipo medio ha subido casi una décima, al 1,64% lo que equivale a hablar de un 6,29% en términos relativos. En 2002, el coste medio de la deuda se situó en el 5,37% y en 2008, en el 4,2%.

A simple vista, el incremento de una décima (exactamente del 0,097%) puede parecer intrascendente. Pero cuando el aumento se efectúa sobre cerca de 1,3 billones de euros, los efectos son importantes: en concreto, solo los intereses de la deuda española cuestan hoy 1.300 millones de euros más que en marzo. Y no hay posibilidad de que bajen. Los analistas creen que el coste medio de la deuda podría acabar el presente año en el entorno del 1,8%-1,9%, tras la decisión de volver a subir el precio del dinero en 75 puntos básicos el pasado jueves..

La normalización del BCE

El problema es que la “normalización” de la política monetaria de la institución que preside Christine Lagarde no ha hecho más que empezar. Incluso los efectos de la segunda subida de tipos consecutiva del BCE (septiembre de este año) no se ha trasladado aún en su totalidad ni a los estados ni, mucho menos, a los hogares y las empresas.

Basta mirar cómo han cambiado las condiciones del mercado de deuda para las nuevas emisiones. En abril, España colocaba Letras a 3, 6 y 12 meses a tipos marginales de interés (el último que hay que pagar para colocar la última Letra) del -0,652%, -0,542% y -0,277%. En octubre ha tenido que “pagar” +0,88%, +1,559% y +1,98%. Con los bonos ha sucedido algo parecido. Se ha pasado del 0,863%, a un plazo de tres años, al 2,7%, y del 1,245%, a un plazo de 5 años, al 2,643%. Para las obligaciones a 10 años, las de referencia de un país, en abril se pagaron intereses del 1,607% y en octubre, la última subasta, del 3,236%.

La nueva política monetaria del BCE tiene su origen en una inflación desbocada desde la segunda mitad del pasado año, que ha encontrado en la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas su principal acelerador. En septiembre, el tipo medio de las Letras del Estado en circulación (poco más de un 5% de la deuda total) habían vuelto a terreno positivo: el 0,027%, cuando un año antes estaban en el -0,541%. a pesar del fuerte aumento, es su nivel más bajo desde 2015.

La nueva política monetaria del BCE tiene su origen en una inflación desbocada desde la segunda mitad del pasado año, que ha encontrado en la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas su principal acelerador

Los bonos (emisiones de deuda a medio plazo, entre 3 y 5 años, las más frecuentes) tienen un tipo de interés medio del 0,125%, cuando en el mes de abril pasado estaban aún en terreno negativo (-0,019%). las obligaciones, la deuda a largo plazo, que fija en diez años la prima de riesgo de un país) pagan ya un tipo del 2,11%, una décima más que en abril. El problema es que son 914.107 millones de euros y cualquier variación, por mínima que sea, tiene una enorme repercusión.

Según recogen los Presupuestos Generales del estado para el próximo año, “los gastos financieros suponen 31.330 millones de euros y aumentan un 3,7% respecto a los presupuestados en 2022, exactamente en 1.041 millones. El 97,3% de estos gastos (30.484 millones de euros) corresponde a intereses de la deuda pública en euros”. Puede que estas previsiones se hayan quedado desfasadas cuando aun faltan dos meses para iniciar el año 2023.

El incremento de los gastos en intereses de la deuda, asegura el Gobierno, "se produce de forma gradual, debido a que un pequeño porcentaje de la deuda (algo menos del 15% del total) debe refinanciarse cada año y se ve expuesta a los mayores tipos de interés”.

El Gobierno cifra en 1.357.900 millones de euros el montante de la deuda del Estado para el próximo año, 70.000 millones más que a cierre estimado de este ejercicio en términos netos, pero 334.100 millones más que en diciembre de 2019. España emitirá un total de 256.930 millones de euros, incluidas las amortizaciones, un 8,2% más que en 2022.

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