Los comercios han vivido un verano con resultados "muy positivos" en casi todas las zonas de España, pero las compras se han enfriado en estas últimas semanas. Con la vista puesta en el fin del periodo estival y la vuelta a la relativa normalidad, los dueños de las pequeñas y medianas tiendas temen que la situación de estos días se enquiste o empeore.
"La ralentización del consumo ya se nota", explica el portavoz de la Confederación Española de Comercio (CEC), Carlos Moreno, en conversación con Vozpópuli. Su perspectiva coincide con la que manejan en el sector turístico. Desde la patronal hotelera Cehat, por ejemplo, su presidente Jorge Marichal apunta que "tras un mes de alta ocupación, ha perdido un poco de fuelle en la última semana".
Se trata de una tendencia que llega tras un verano de récord. "A nivel de hostelería y turismo ha ido muy bien, pero quizá empieza a notarse poco a poco la fatiga. En las grandes ciudades se ha ido ralentizando poco a poco y ya no se ve tanta alegría", repasa Moreno. A juicio del portavoz de los comerciantes, las ganas de gastar no son tan notorias como sí lo eran al comienzo del periodo estival. "Todas las señales apuntan a que la cosa se va a complicar y esto se traslada al consumo. La gente lo mira con más detenimiento", resume la CEC.
Según las cifras que manejan desde la patronal del comercio, es ya evidente que "en determinados sectores el último cuatrimestre no va a ser bueno". Uno de ellos, explica el portavoz, es el de los electrodomésticos. "Si no fuera por el aire acondicionado, en la segunda parte del año habríamos sufrido de forma significativa. Creemos que vamos a terminar el año en negativo, porque en bienes duraderos el consumo se ha ralentizado".
En lo que respecta a alimentación, por otro lado, el consumo en los comercios se mantiene, pero se traslada cada vez más a las marcas blancas. En busca del ahorro o el menor gasto, las marcas de distribuidor superan ya la mitad de la cesta de los supermercados según las cifras de NielsenIQ, ubicándose muy por encima de los niveles de la crisis de 2008.
Los comercios, "preocupados" por el otoño
Para los comercios, "la globalidad del verano ha sido buena, por el lugar de donde veníamos, pero ya vemos que los últimos meses no van a ser buenos". "Miramos al otoño con bastante preocupación, la situación internacional no va a beneficiar, los costes siguen disparados, así como la inflación general, y los salarios no van a ir a ese ritmo", recalca Moreno, que asume: "El consumo se va a retraer".
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apuntaba ya a comienzos del verano a esta tendencia. Según sus datos, la confianza del consumidor se desplomó 10,1 puntos en junio respecto a mayo hasta situarse en 65,8 puntos, su nivel más bajo desde el estallido de la guerra en Ucrania. Este índice se vio lastrado por la peor valoración de la situación actual y, en especial, de las perspectivas a seis meses para la economía en general.
Annett
Efectivamente, el precio de la energía derivada de una situación geopolítica complicada, la escalada de precios de los alimentos vulnerables al cambio climático y con las convulsiones continentales en graneles y nuevas políticas 2030, y la caótica regulación global monetaria : inflación, bajos salarios medios, economía financiera especulativa…, nos lleva determinadamente a un otoño económico caliente, abrasador, donde la pequeña y mediana empresa o explotación verá sus balances comprometidos hasta la quiebra. El gasto ciudadano, desde un relajado verano transplandémico donde el exiguo ahorro generado ha salido a tomar el aire, apuntará a quedar futuro contenido mientras la situación general económica incierta invita a una apretura más del cinturón del gasto, que amenaza ya con separar el tronco de las extremidades, la cabeza pensante de los pies andantes, vaya. ¿Ahorro, qué ahorro? Bruselas, quien corresponda que fuese independiente y si usted encontrase una entidad así, ha de plantearse la intervención, la expropiación directa y categórica de las compañías multinacionales capitalistas especulativas financieras energéticas, que, arrastrando hoy a toda la economía conjunta, campan por sus indecentes ganancias y por sus socialistas pérdidas.