Economía

Freixenet, un icono navideño que casi desaparece por la Guerra Civil

Los orígenes del primer productor mundial de cava se remontan a 1861. La empresa es la creadora de iconos comerciales como Carta Nevada

¿Qué mejor para estas fechas que recordar los orígenes de una de las empresas que produce uno de los productos más emblemáticos de la Navidad? Para entender el origen del cava como bebida espiritosa, hay que viajar hasta la mitad del siglo XVII. En la región de Champaña, en Francia, y de forma accidental, descubrieron que, si embotellaban vinos poco antes de finalizar la primera fermentación, se producían burbujas. Incluso algunas botellas estallaban. Los franceses acabaron dando con la mejor variedad de uva, y mejoraron el proceso de elaboración (usando además botellas más gruesas) hasta crear su vino espumoso tan famoso.

En la comarca del Penedés, a comienzos del siglo XIX, decidieron usar el "método champañés" para crear un vino espumoso con uva autóctona de la región. La primera empresa fue Reus Soberano & Cía. y su brebaje fue denominado como "Champán de Reus". A partir de 1872 la producción de cava se concentró en Sant Sadurní d´Anoia, capital de esta variedad de vino desde entonces. Pero el principal cambio en el producto final llegó tras la plaga de filoxera de 1887, que arruinó los cultivos de uva; eso llevó a que se sustituyeran las variedades tintas por cepas blancas, que se demostraron de mejor calidad.

Dependiendo de la cantidad de azúcar que se añada, existen siete variedades tanto de cava como de champaña: brut nature, extra brut, brut, extra seco, seco, semiseco y dulce. Pero a día de hoy son claramente dos productos diferentes, dejando claro que ninguno es mejor que otro, aunque el cava empezara como una copia del vino francés. Aparte de la procedencia geográfica, el elemento básico es diferente: mientras en el cava intervienen las variedades de uva macabeo, parellada y Xarel-lo, el champán utiliza chardonnay y pinot noir. Tampoco la elaboración es igual: mientras los cavas son siempre creados a partir de vinos de la misma añada, el champán resulta de la mezcla de vinos de distintas cosechas. Además, en general los tiempos para el cava son más reducidos (entre dos y cuatro años) mientras para el champán son a partir de cinco años.

Todo esto lo desconocía Francesc Sala Ferrés, cuando funda en 1861 la Casa Sala, la primera marca exportadora de vinos (no espumosos) en Sant Sadurní d'Anoia. Su hija, Dolores Sala Vivé contrae matrimonio con Pedro Ferrer Bosch, hijo menor de otra familia de tradición vitivinícola. Son ellos los que, juntos, deciden, quizás por la ubicación geográfica en la que están, pasar a la producción de cava. El primero que elaboran surge en 1914 y como a Pedro Ferrer le conocían como "el Freixenet", ya que nació en un viñedo llamado la Freixeneda, le ponen ese apodo al vino espumoso con el subtítulo en la etiqueta P. Ferrer Bosch-Casa Sala.

Sucursal en Nueva Jersey

Fue un éxito, y en pocos años empezó la exportación, llegando a abrir, ya en los años 30 del siglo pasado, una sucursal en Nueva Jersey (Estados Unidos). También el matrimonio va bien, y la familia crece con cinco hijos. Pero llega la Guerra Civil, el bando republicano colectiviza la empresa, y fusila tanto a Pedro como a su primogénito Juan.

Todo parecía perdido, pero tras el fin del conflicto, Dolores y su hija mayor, Pilar (con apenas 20 años), vuelven a poner en marcha la maquinaria, recontratando a muchos de los antiguos trabajadores. Envían al pequeño de los hermanos y único varón vivo, Josep, a estudiar a Reino Unido, y cuando regresa coge el timón de la empresa, asumiendo la dirección general del grupo tras la jubilación de su madre en 1957, siempre con sus tres hermanas implicadas, y teniendo muy cerca a su sobrino, Josep Luís Bonet, hijo de Pilar, que llegó a presidente en 1999.

José Luis Bonet, presidente de honor de Freixenet.
José Luis Bonet, presidente de honor de Freixenet.Cámara de Comercio de España

Antes de eso, en 1941, se presenta Carta Nevada, con su distintiva botella esmerilada, que durante décadas fue quizás el más famoso icono del cava. A lo largo del siglo XX, Freixenet se convirtió en la primera empresa de España en prensar la uva de forma neumática, fue pionera en el uso de depósitos refrigerados para controlar la fermentación y líder en la fabricación de su propia levadura. Además, retomó la internacionalización de sus primeros años y no dejó de expansionarse. En 1974 nace Cordón Negro, con botella negra esmerilada, que se convirtió en el cava más vendido del mundo, ayudando a que en 1980 Freixenet se convirtiera en el líder mundial del cava.

Expansión internacional

Actualmente, Cordón Negro y Carta Nevada de Freixenet lideran una gama de cavas que se venden en más de 100 países y se elaboran en Sant Sadurní d’Anoia. También elaboran vinos en 16 regiones del mundo, de California a Argentina y de Australia a La Rioja. Pero ya no se puede decir que Freixenet sea una empresa familiar, puesto que, tras los problemas derivados por la muerte de la segunda generación y la multiplicación de participaciones entre tantos primos, empezaron las divisiones de opinión sobre la gestión de la empresa.

Tampoco ayudó la fuerte crisis de resultados que llegó en 2015, cuando se redujeron los beneficios en un 71% por las campañas de boicot, problemas que se agudizaron tras el 11-O de 2017. Este conflicto llevó a que se decidiera vender el 50,7% de la compañía en 2018 a la empresa alemana Henkell, filial de vinos espumosos, vino y licores de Oetker Group. Josep Ferrer Sala, único de los hijos de los fundadores que sigue vivo, ostenta a sus 97 años el cargo de presidente de honor.

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