El debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo los próximos 26 y 27 de septiembre, y todo lo que vendrá después, se desarrollará en un contexto económico incierto. Las señales adelantadas que llegan no son positivas. Los indicadores empresariales están anticipando ya un deterioro de la actividad y se espera que en otoño se intensifiquen los efectos adversos de la subida de tipos.
Este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE) desveló que las ventas de las empresas, si se eliminan los efectos estacionales y de calendario, registraron un descenso mensual del 1,2% en junio. Respecto a julio del año pasado, las empresas han vendido un 5,8% menos. En la misma línea, la semana pasada publicó la estadística del sector industrial, que apuntó en la misma dirección: la mayor caída de ventas en un mes de junio desde 2008.
La estadística de Ventas Interiores Diarias que publica la Agencia Tributaria, corregidas de efectos deterministas (efectos comienzo, medio y fin de mes, sus interacciones con fines de semana y los días festivos) arroja una caída mensual en julio del 4,5%, según los datos actualizados este miércoles. En términos anuales, el descenso fue del 3,6%.
Asimismo, el informe mensual de Comercio Exterior que publicó el pasado jueves el Ministerio de Industria indicaba que las empresas exportaron productos entre abril y junio por 97.267 millones, un 5,3% menos que el trimestre anterior y un 4% menos que en el mismo trimestre del año pasado.
Los últimos datos de la encuesta PMI que publicó S&P Global el pasado 1 de agosto para España también revelaban una evolución negativa en el sector manufacturero de nuestro país. "La continua debilidad de la demanda provocó en julio reducciones más pronunciadas tanto de la producción como de los nuevos pedidos", rezaba el informe.
"Existe una mayor posibilidad de que el sector experimente una recesión leve en la segunda mitad del año, aunque puede aportar un poco de consuelo que la caída de la actividad sea mucho más pronunciada en otras partes de la zona euro", comentó Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank (HCOB).
Este mismo miércoles, S&P publicó un adelanto del PMI de la eurozona en el mes de agosto, apuntando a una contracción del 0,2% del PIB de la zona euro en el tercer trimestre. La elevada incertidumbre económica y el riesgo creciente de desaceleración en Europa llevó a la Comisión Europea a retrasar su actualización de previsiones económicas, prevista para julio, hasta mediados de septiembre.
El pasado 28 de julio el INE comunicó un crecimiento de la economía española de sólo el 0,4% en el segundo trimestre del año, precisamente, por la menor aportación del sector exterior. Con todo se anticipa un posible cambio de tendencia en la economía española, que comienza a sufrir el impacto del bache que sufren otros países en la Eurozona.
Otoño 'caliente'
A partir de septiembre se publicarán nuevos datos que podrían confirmar el frenazo económico. La desaceleración que la afiliación a la Seguridad Social experimenta desde junio es clave. También la inversión y el consumo, dos variables que se ven condicionadas en contextos de incertidumbre. La persistente inflación en los alimentos y la tardía traslación de la subida de tipos a las hipotecas de las familias y a los créditos de las empresas, sobre la que ha advertido el Banco de España, emporarían la situación.
"La economía española tiene mucha estacionalidad. Aunque los indicadores se corrijan, los veranos son favorables por el turismo y los otoños, adversos por su ausencia. Además, empiezan a materializarse los efectos de la subida de los tipos de interés y algunos indicadores que estaban dando un giro, como la cifra de negocios empresarial, muestran más inercia", apunta Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
En un informe publicado por el IEE a finales de julio, el servicio de estudios de CEOE advertía, a su vez, de que "un escenario de incertidumbre política aumenta el riesgo de desaceleración de la economía española", pues "influye negativamente en las decisiones y en la actividad, lo que, de mantenerse en el tiempo, puede conllevar un freno adicional a los proyectos de inversión y al empleo".
Con todo, algunos expertos contemplan, incluso, que la economía española experimente un crecimiento nulo entre octubre y diciembre. Es el caso de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que en sus últimas previsiones publicadas el pasado mes de julio proyecta una variación intertrimestral del Producto Interior Bruto del 0% en el cuarto trimestre. En abril ya pronosticaba un parón económico en la segunda parte del año.
De confirmarse, este será el telón de fondo del escenario en el que se desarrollarán los pactos de Gobierno y, en caso de que Feijóo no logre los apoyos suficientes para su investidura y Pedro Sánchez tampoco lo haga antes del 27 de noviembre, unas posibles elecciones el 14 de enero.
"En este contexto de deterioro económico, los incentivos de una repetición electoral son mayores para el líder de la oposición que para el Gobierno. Sánchez lo intentará evitar a toda costa, pues el contexto de desaceleración podría llevar a los electores a penalizarle, dando a Feijóo los diputados que le faltan para llegar a la mayoría absoluta", apuntan fuentes expertas consultadas por este periódico.
Amarna
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