La fibra óptica de Telefónica en España tiene un valor de 12.000 millones de euros. La cifra está alineada con la valoración que de la misma hace el operador de telecomunicaciones a cuyo frente se encuentra José María Álvarez-Pallete, tal y como ha podido confirmar este diario con fuentes de total garantía.
En el escenario más optimista esta cifra ascendería hasta los 14.000 millones, mientras en el contexto menos halagüeño el total de la fibra de Telefónica tendría un valor de unos 10.000 millones de euros, según el mismo informe.
Los datos han sido extraídos de un informe interno de Caixabank al que ha tenido acceso Vozpópuli. La documentación de la entidad financiera, tercer accionista del gigante azul por detrás de BBVA y de la gestora de inversiones BlackRock, refleja que en el caso de que el operador vendiera el 49,9% de sus infraestructuras de fibra óptica podría obtener por entre 5.000 millones de euros y 7.000 millones de euros.
En cualquier caso, fuentes del sector estiman que el montante que el operador encontraría razonable para vender la mitad de su negocio quedaría establecido en el entorno de los 5.500 ó 6.000 millones de euros.
El montante que el operador podría encontrar razonable para vender la mitad de su negocio quedaría establecido en el entorno de los 5.500 ó 6.000 millones de euros
Telefónica estudia la venta de sus infraestructuras para 2022, tal y como adelantó la agencia de noticias Bloomberg. El porcentaje del que se desprenda, de momento, es una incógnita, y dependerá con toda seguridad de las cantidades que se manejen en las negociaciones.
Telefónica tiene margen para negociar
Pallete ha logrado dar tranquilidad financiera al operador si hablamos de compromisos financieros. La deuda se ha reducido desde su mandato a la mitad, hasta los poco más de 26.000 millones de euros, lo que es un colchón más que razonable para negociar sin ansiedad, con tiempo.
La venta de casi la mitad del negocio de la fibra óptica tiene sentido atendiendo a operaciones anteriores ejecutadas por Telefónica y va en línea con el plan estratégico aprobado por José María Álvarez-Pallete a finales de 2019. El objetivo era desprenderse de parte total o parcial de aquellos activos que no sean rentables.
En el caso de operaciones similares como la pretendida, el reparto de en torno a la mitad entre el vendedor (Telefónica) y el comprador (es una incógnita hoy en día) ha sido una realidad palpable, Valga como ejemplo lo sucedido en Alemania con Allianz. Ambas corporaciones poseen un 40% y un 50% respectivamente de la join venture creada para desplegar fibra, mientras Deutschland/O2 cuenta con un 10% de la sociedad resultante.
"Tras el cierre de la operación, el Grupo Telefónica y el Grupo Allianz ostentarán cada uno el 50% de la compañía bajo un modelo de co-control. La participación del Grupo Telefónica se llevará a cabo a través de su filial de infraestructuras, Telefónica Infra, que tendrá un 40%, y de Telefónica Deutschland/O2, que tendrá una participación del 10%. Allianz Capital Partners adquirirá un 50% de las acciones de la empresa en representación de varias compañías de seguros Allianz ("Allianz") y del Fondo Europeo de Infraestructuras de Allianz (Allianz European Infraestructure Fund)", explicó a finales de octubre la compañía.
Más venta de infraestructuras
Telefónica llegó a principios de año a un acuerdo con American Towers para la venta de 31.000 emplazamientos de antenas de telecomunicaciones de su división de torres, Telxius, a un precio de 7.700 millones de euros. En concreto, se deshizo de la división de torres de telecomunicaciones en Europa (España y Alemania) y en Latinoamérica (Brasil, Perú, Chile y Argentina).
El acuerdo contemplaba el mantenimiento de los contratos de alquiler de las torres, además del mantenimiento de la plantilla por parte de American Towers Corporation (ATC).
Los grandes operadores se están viendo empujados a vender sus antenas de telecomunicaciones (aquí te explicamos por qué). Necesitan liquidez para afrontar los despliegues 5G y el coste de las subastas para obtener espectro que les permita ofrecer esta tecnología, y esto sucede con un escenario económico poco favorable. El avance de la telefonía low cost ha degradado sus ingresos que, bien se han reducido, bien crecen de forma prácticamente imperceptible en prácticamente todos los casos.