El libro amarillo de los Presupuestos Generales del Estado para el año pasado indicaba que “los gastos financieros se presupuestan para 2023 en 31.330 millones de euros, con un incremento del 3,7%, debido a que un pequeño porcentaje de la deuda debe refinanciarse cada año a mayores tipos de interés”. El Gobierno era ya consciente, en el último trimestre de 2022, de que el imparable aumento de la inflación se iba a traducir en un cambio de la política monetaria del Banco Central Europeo y de todos los bancos centrales de los países desarrollados.
Del texto presupuestario no se puede extraer conclusión alguna de que hubiera preocupación en el Ejecutivo por el alto nivel de endeudamiento del Estado. Al contrario. El hecho de que la vida media de la deuda del Estado prevista para 2023 (1.357.900 millones de euros) estuviera en ocho años “permite mantener un reducido riesgo de financiación y, por tanto, una menor exposición a la subida de los tipos de interés”. Y eso que en 2022, el coste medio de la nueva financiación subió del -0,04% de 2021 al 0,89%.
Cuando se presentaron los Presupuestos Generales del Estado para 2023, el precio oficial del dinero en la Eurozona estaba en el 0% desde marzo de 2016. Hoy, casi año y medio después, está en el 4,50%. Desde julio de 2022, el consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha aprobado diez subidas consecutivas de los tipos de interés: cuatro, en 2022, y otras seis, en 2023. El pasado año comenzó con un precio del dinero del 2,50% y terminó, desde septiembre, en el 4,5%.
Aunque el Gobierno había previsto en los PGE un aumento del coste de la deuda de un 3,7%, la realidad ha desbordado, como casi siempre, los cálculos. De acuerdo con los últimos datos publicados por el Ministerio de Hacienda, en los once primeros meses del pasado año, España ha pagado ya 28.639 millones de euros en concepto de intereses de la deuda, un 9,9% más que en el mismo periodo del año anterior (26.057 millones).
No hay que olvidar en ningún momento que el pago de los intereses de la deuda supone el segundo gasto más importe de los Presupuestos Generales del Estado, inmediatamente detrás del importe de las pensiones y bastante por delante, en la actualidad, del abono de las prestaciones por desempleo.
A falta de los datos definitivos del mes de diciembre, las previsiones del coste del servicio de la deuda para el año 2023 completo se situarán en el entorno de los 31.000 millones de euros, en línea con la partida reservada en los PGE, pero muy por encima de los 26.537 millones que se abonaron en 2022, de acuerdo con la información del IGAE. Sería un aumento de alrededor de 4.600 millones de euros, equivalentes al 18,6%. Nada que ver con la previsión que hizo el Gobierno.
Deuda galopante
Y es que, además del aumento de los tipos de interés ya reseñado, la deuda del Estado no ha dejado de aumentar año tras año. El pasado ejercicio, tampoco. Según los últimos datos del Banco de España, a cierre del pasado año, la deuda del Estado se situó en 1.414.060 millones de euros, 82.882 millones más que en diciembre de 2022 (+6,22%). La del conjunto de las administraciones públicas ascendió a 1,575 billones.
Cuando Pedro Sánchez llegó a la presidencia del Gobierno, en 2018, la deuda se cifraba en 1.034.859 millones de euros, por lo que, en los cinco años y medio que lleva ahora en el Gobierno, la deuda del Estado se ha incrementado en 379.201 millones de euros, un 36,64%. Vaya en su descargo, que en 2020 y 2021 tuvo que hacer frente a una pandemia que paralizó la economía mundial durante varios meses, además de acabar con la vida de decenas de miles de españoles.
En consonancia con el incremento de la deuda y de los tipos de interés oficiales del BCE, el servicio de la deuda ha supuesto más de 141.000 millones de euros entre los años 2019 y 2023. Si hubiera que añadir a la factura los siete meses de 2018 en los que Sánchez fue presidente del Gobierno estaríamos hablando de más de 148.000 millones de euros.
El incremento de los tipos de interés que han impuesto los mercados también se ha dejado sentir en la nueva financiación (70.000 millones de euros, en 2023, de acuerdo con la previsión de los PGE). Las Letras a 3 meses, por ejemplo, empezaron 2023 abonando un 2,198% de tipo marginal y lo cerraron ofreciendo un 3,620%. Con las Letras a un año ha ocurrido más o menos lo mismo: del 2,998% de enero se pasó al 3,327% en las últimas subastas del año. Las obligaciones a diez años, las de referencia internacional para medir la capacidad financiera de un país, pagaron en enero un 3,407% y un 3,616% en diciembre.