Para evitar un pleno de la Junta de Distrito de Moratalaz tan accidentado como el del pasado mes de febrero, la concejala de la demarcación madrileña, Begoña Larraínzar, ha tomado algunas medidas. Recapitulemos: el martes 19 de febrero se reúne la Junta; al hallarse la sede en estado cochambroso, los vocales de los partidos se citan en un edificio anexo; entonces, sin nadie que lo impida, irrumpen decenas de indignados para protestar contra la polémica-estrella del barrio, la designación de Ángel María Carromero como asesor de Larraínzar, a 45.000 eurillos anuales, tras serle concedido el 11 de enero el tercer grado penitenciario, todo ello después de pernoctar apenas diez días en la cárcel de Segovia por el accidente en Cuba (país en el que estuvo recluido entre julio y diciembre y desde donde fue extraditado a España) que segó la vida de los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero con Carromero al volante. Desenlace: la edil del PP suspende la Junta.
Difícilmente sucederá algo igual el próximo martes, cuando tendrá lugar la próxima reunión: Larraínzar ha ordenado que se establezca un poco más de seguridad en el lugar. Seguridad que viene a traducirse en: a) control de acceso por escáner para que nadie introduzca objetos susceptibles de altercar el orden (¿pancartas, carteles?) b) cacheo individual c) todo aquel que franquee las barreras anteriores y perturbe la serenidad de la Junta mediante gritos, pitos, palmas o similares, será expulsado.
Que se sepa, no se prevé un nuevo acto de protesta contra la política municipal de contratar a condenados extraditados con dudosos méritos como pertenecer a Nuevas Generaciones del Partido Popular. La anterior vez sí circuló una convocatoria en la red. “Nos sorprendió la sorpresa de Larraínzar”, comenta un vocal de la oposición. “Pensábamos que se había hecho eco hasta el tato de la asistencia de Carromero, pero no, ella estaba completamente desencajada, sin saber qué hacer”. Al final canceló la reunión.
El Buscón, qué duda cabe, no pretende animar a otra convocatoria tan intimidatoria como la de hace un mes, en la que se dijo de todo sobre el joven dirigente popular –que no se encontraba en el lugar: Carromero se ha hecho invisible como el aire y, por no provocar, ni siquiera trabaja en el mismo edificio en el que lo hacen los empleados de Moratalaz-: "’Carromero dimisión!", "’Vosotros fascistas sois los terroristas!", "’Tenéis las manos manchadas de sangre!".
Para provocar ya está el propio cachorro del PP. El pasado 5 de marzo, Carromero concedió una entrevista a The Washington Post en la que dio pie a la conspiración al alegar que otro vehículo le seguía por detrás y que el juicio en Cuba fue una “farsa”. “Estaba asustado, pero Oswaldo me dijo que no me parase si no me obligaban a hacerlo. Conducía con mucho cuidado, para no darles motivo a detenernos. De repente sentí un golpe atronador por detrás. Perdí el control del coche y también la conciencia; o eso creo, porque desde ese momento mis recuerdos son poco claros, quizá por los medicamentos que me dieron”. También añadió que aceptó la condena de cuatro años para “salir de ese infierno”. Personalidades como Esperanza Aguirre todavía le apoyan.