España

López Aguilar entra en escena para tratar de reciclar el zapaterismo

En su etapa como ministro de Justicia era temido por Zapatero y por el resto del Gabinete por sus largas y tediosas intervenciones en las reuniones de los viernes. Con anterioridad formó parte de la corriente Nueva Vía que le sirvió al hoy presidente del Gobierno en funciones para auparse al control del PSOE en julio de 2000. Siempre ha buscado el protagonismo y le encantan las cámaras y los flashes de los fotógrafos.

En su etapa como ministro de Justicia era temido por Zapatero y por el resto del Gabinete por sus largas y tediosas intervenciones en las reuniones de los viernes. Con anterioridad formó parte de la corriente Nueva Vía que le sirvió al hoy presidente del Gobierno en funciones para auparse al control del PSOE en julio de 2000. Siempre ha buscado el protagonismo y le encantan las cámaras y los flashes de los fotógrafos. Es Juan Fernando López Aguilar, canario y catedrático de Derecho Constitucional, el mismo que en la noche electoral del domingo intentó también brillar con luz propia durante el funeral oficiado en Ferraz.
 

La novedad es que López Aguilar no se descarta entre sus amistades como candidato a la secretaría general en el 38º congreso socialista, pero tiene un problema peliagudo: nadie le toma en serio. Los dirigentes más veteranos del partido le respetan lo justo por su dudosa gestión al frente de Justicia, mientras que los antiguos compañeros de batallas que militan todavía en el zapaterismo le consideran un oportunista al buscar un reciclaje que todavía está inmaduro y se antoja imposible.
 

A esta carrera de obstáculos se le suma un añadido: López Aguilar no concita ya ninguna simpatía en el PSOE canario, formación que ha cosechado también un descalabro importante en las legislativas del domingo. Si se hiciera una encuesta en su partido, la mayoría de los militantes gritaría al unísono: ¡Que se quede para siempre en el Parlamento de Estrasburgo como eurodiputado! Y es que prefieren tenerle lejos y calladito, mientras se gana sus buenas perras.
 

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