"Cuantos más candidatos, mejor", ha dicho hoy el secretario de Relaciones Institucionales y Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías, resumiendo así el sentir general de la dirección del partido, tal y como ha constatado entre los miembros de la Ejecutiva.
Según sus palabras, la cúpula, que será "absoluta y exquisitamente neutral" en este proceso, desea que el Congreso que el partido celebrará en febrero para elegir a su secretario general tome como modelo el 35 cónclave del año 2000.
En aquella ocasión fueron cuatro los aspirantes que pugnaron por el puesto de máxima responsabilidad ejecutiva: José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez.
Y en esa apuesta por un Congreso "abierto, plural, democrático y lo más participativo posible", en palabras de Zarrías, la cúpula considera que lo "saludable" es que haya muchos candidatos porque, además, los estatutos del partido prevén mecanismos para que eso sea posible.
Zarrías, que ha trasladado la opinión mayoritaria de la Ejecutiva, cree que en el "minuto uno" del proceso, es decir, en el debate que abran las agrupaciones locales, ya se deben saber los nombres de los candidatos para que la propia militancia pueda opinar sobre quién está más capacitado para pilotar la nueva etapa.
A título personal, destacados dirigentes del partido se han decantado por Rubalcaba como el candidato idóneo para asumir el liderato.
"Es uno de los que puede hacer las cosas mejor", ha sentenciado el secretario de Organización del partido, Marcelino Iglesias, antes de resaltar la extraordinaria capacidad que ha demostrado Rubalcaba en la campaña electoral más difícil que han tenido que afrontar los socialistas.
De la misma opinión es el secretario de los socialistas castellanoleoneses, Oscar López, que tras autoexcluirse de la carrera a la sucesión de Zapatero, ha considerado que Rubalcaba "está perfectamente capacitado" para dirigir el partido.
También al presidente del PSOE y vicepresidente territorial en funciones del Gobierno, Manuel Chaves, le gustaría que se presentara, pero a la vez espera que "haya más candidatos" a pilotar la "nave" socialista durante los próximos años con un proyecto que marque el rumbo.
"Su derrota es nuestra derrota, no sólo la suya", ha señalado el líder de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara, al defender la legitimidad de Rubalcaba para optar a la dirección del partido.
De todos modos, lo más importante para el político extremeño es hacer del PSOE un partido atractivo para los ciudadanos, por lo que entiende que "ha llegado el momento de hablar" y de hacerlo "a calzón quitado" y sin miedo.
Otros dirigentes han eludido pronunciarse, como el ministro de la Presidencia en funciones, Ramón Jáuregui, quien, utilizando el símil de ayer de José Bono, ha dejado claro que en este asunto "no juega al mus" y ha visto prematuro hablar del futuro de su partido.
Hasta que no haya candidatos a liderar el PSOE no piensa dar su opinión el diputado y presidente de la Fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra.
Cuando los haya, lo hará con "libertad", ha comentado antes de preguntarse por qué hay que "adelantarse a los acontecimientos marcando una dirección u otra".
Un estrecho colaborador de Guerra y exjefe de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Roberto Dorado, ha sido más explícito y ha opinado que Rubalcaba está "deslegitimado interna y externamente" para liderar el PSOE después del "catastrófico" resultado logrado en las urnas el domingo.
"Por muchos amigos y militantes que le apoyen de momento", ha escrito el "guerrista" Dorado en la página web de la Fundación Sistema, y a pesar del "indiscutible" esfuerzo que ha hecho, Rubalcaba no debe concurrir a esa elección.
Precisamente, el que fue su jefe, el expresidente del Gobierno Felipe González, no ha querido comentar si ve a Rubalcaba como secretario general y se ha limitado a decir: "Es muy amigo mío, lo aprecio mucho y me parece muy valioso".
En medio del debate, se han conocido los datos del voto de los españoles en el exterior. Los socialistas han obtenido un premio de consolación y han conseguido el respaldo de la mayoría de los emigrantes.