España

Chacón coquetea con el sector crítico del PSOE para auparse a la secretaría general

 Los más veteranos del PSOE recordaban este viernes que José Bono entró en el 36º congreso, celebrado en julio de 2000, como si asistiera a un paseo militar y salió con el rabo entre las piernas. Zapatero dio la campanada y se aupó contra todo pronóstico a la secretaría general por nueve votos de diferencia. Carmen Chacón ha tomado buena nota de esta experiencia: ir arropado por el ‘aparato’ no es siempre sinónimo de victoria.

 Los más veteranos del PSOE recordaban este viernes que José Bono entró en el 36º congreso, celebrado en julio de 2000, como si asistiera a un paseo militar y salió con el rabo entre las piernas. Zapatero dio la campanada y se aupó contra todo pronóstico a la secretaría general por nueve votos de diferencia. Carmen Chacón ha tomado buena nota de esta experiencia: ir arropado por el ‘aparato’ no es siempre sinónimo de victoria. Y piensa exprimirla a tope buscando, precisamente, la identificación de Rubalcaba, si es que presenta su candidatura, con la maquinaria más oxidada de Ferraz. Ella se plantea adueñarse del lema de la renovación y del acompañamiento del sector crítico. Zapatero ya se ha comprometido personalmente a no dejarla en la cuneta, como hizo en las fallidas primarias de la pasada primavera, y a gestionar desde su cargo un congreso plural.

Es posible que en el comité federal que el PSOE celebra este sábado en Madrid Chacón no enseñe todavía sus cartas. Mientras ella y Rubalcaba se miran de reojo, la estrategia de la ministra en funciones pasa por aglutinar el descontento que acumulan en su partido todos aquellos que fueron desalojados de las listas electorales y también los que intuyeron desde el principio que la candidatura de Rubalcaba no sintonizaba con los nuevos tiempos. “A estos no se les echa ni con agua hirviendo”, comentan en el entorno de Chacón de quienes se han atrincherado en los ‘aparatos’ de las federaciones y apoyan a Rubalcaba como quien suscribe un seguro de vida.

Las fidelidades se reflejarán probablemente hoy en el comité federal, aunque no se espera que asomen pronunciamientos claros ni por parte de Rubalcaba ni por parte de Chacón. Ambos se decantan por apurar los plazos previstos para la presentación de las candidaturas y no descartan que haya sobresaltos de última hora, como el que protagonizó el propio Zapatero en julio de 2000 cuando anunció su lista y, posteriormente, se negó a sumarse a la que presentó Bono. El todavía secretario general triunfó con un discurso optimista –“No estamos tan mal” – y con una identificación del ‘aparato’ de Ferraz con lo antiguo. Chacón opera ahora en la misma longitud de onda y confía en tener amarrada, como mínimo, las lealtades de Castilla-La Mancha, Cataluña y Madrid.

La sorpresa puede llegar también de esta última federación ya que Tomás Gómez aspira a conseguir una generosa presencia en la futura ejecutiva federal. Para ganarse el hueco lo más sencillo es presentar una candidatura a la secretaría general y más tarde retirarla ofreciéndose al mejor postor. Para poder concurrir con una lista propia se necesita recabar el respaldo de, al menos, el 20% de los delegados que acudirán al congreso. Si se respetan los cálculos del último cónclave, a Madrid le corresponderían alrededor de 80 del millar de compromisarios, por lo que el PSM tendría que encontrar apoyos en otras federaciones.

Rubalcaba, Chacón y los barones territoriales, comparten un denominador común en esta batalla: son perdedores y el barro del 20-N les salpicó a casi todos por igual.

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