Bajo la denominación Dorneda de Inversiones 2002, el ahora presidente de Novagalicia y de ONO canalizaba desde hace más de diez años parte de su patrimonio. La sociedad ha pasado a manos de Ortega quien ha hecho que sus personas de confianza, especialmente en el entorno jurídico, se pongan al frente de la sociedad.
Igualmente ha procedido a cambiar el folleto y la política de inversión de la sicav, que se abre a invertir en otras instituciones de inversión colectiva, un aspecto que no contemplaba anteriormente.
El fundador de Inditex y poseedor de la mayor fortuna de España y una de las mayores del mundo encarnó la pérdida de atractivo de las sociedades de inversión de capital variable (sicav), instrumentos diseñados para canalizar grandes patrimonios, después de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero emprendiera una cruzada contra ellos.
La penalización fiscal aplicada por el Ejecutivo socialista a la retirada de dinero de estos vehículos a través de reducciones de capital hizo que algunas de las grandes fortunas optaran por adelgazar de forma significativa sus sociedades o incluso transformarlas en meras sociedades de tipo mercantil.
Las míticas Alazán y Keblar, a través de las que Amancio Ortega canalizó parte de los ingresos que obtuvo por la salida a bolsa de Inditex (hace ya una década), pasaron a la historia y se han convertido en sociedades anónimas. A través de ellas, Ortega llegó a gestionar un patrimonio superior a los 1.000 millones de euros.
Sin embargo, la maniobra de Ortega se sitúa en un contexto particularmente activo en el sector de la inversión colectiva, como prueba el hecho de que en lo que va de 2011 se han creado cerca de 70 nuevas sicav, lo que supone una cifra superior a las registradas en conjunto en los dos años anteriores.
Poco antes del verano, la familia Cosmen, ex propietaria de Alsa y principal accionista de National Express, también sorprendió al mercado con la creación de una sicav, Carceda Inversiones, que está gestionada por La Caixa.
Esta inusitada actividad en torno a las sociedades de inversión ha despertado los rumores sobre posibles cambios en un mercado al que han golpeado en los últimos años tanto la crisis como los movimientos del Gobierno de Zapatero por penalizar desde el punto de vista fiscal a las fortunas que empleaban este tipo de vehículos para canalizar sus ahorros.