En la apertura de la sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para abordar la situación en Siria, Pillay subrayó que si no se detiene la violencia "despiadada" del Gobierno sirio el país está abocado a "una guerra civil en toda regla".
"Todos los actos de asesinato, tortura y otras formas de violencia deben ser inmediatamente detenidos. Todos los prisioneros de conciencia y los detenidos de manera arbitraria deben ser puestos en libertad", agregó la alta comisionada de Derechos Humanos.
Pillay añadió detalles a las cifras de víctimas por la represión, que el jueves situó "de manera conservadora" en 4.000 fallecidos, y explicó que "más de 14.000 personas están detenidas" y que "al menos 12.400 han buscado refugio en países vecinos, con decenas de miles más que han resultado desplazados en el interior del país".
La representante de la ONU también expresó su preocupación por "los crecientes ataques armados de las fuerzas de oposición, incluido el denominado Ejército Libre de Siria, contra militares sirios y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado".
Pillay pidió a Siria que permita la entrada en el país de observadores de la Liga Árabe, especialmente a los centros de detención, y reiteró la petición para que Damasco permita la entrada a la comisión independiente de investigación de la represión.
El informe, dado a conocer este lunes por esa comisión, que concluyó que se han cometido crímenes contra la humanidad con la aquiescencia del Gobierno, motivó la convocatoria de esta sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
El contenido del informe fue rechazado por el embajador sirio, Faisal al-Hamwi, que aseguró que "la comisión ha caído en la misma trampa que otras comisiones que la antecedieron". Sus conclusiones "carecen de objetividad y credibilidad" y solo sirven "para echar más leña al fuego" en Siria, dijo Al Hamwi.
El embajador sirio acusó a la comisión de no pedir a las fuerzas de oposición que detengan sus acciones armadas o que establezcan un proceso de diálogo con el Gobierno e insistió en que Damasco ha puesto en marcha un proceso de reforma política, que verá sus primeros resultados concretos "entre los meses de febrero y marzo".
"Siria será un país plural, multicultural, con medios de comunicación transparentes, con elecciones democráticas, que será un modelo de respeto de los derechos humanos en el mundo", dijo.
El representante sirio ante el Consejo argumentó que "los problemas de Siria no podrán ser solucionados más que por los sirios" y que la solución "no puede ser importada o suministrada por países que no quieren resolver los problemas de Siria".
Siria recibió el apoyo del grupo de países de la Alianza Bolivariana para las Pueblos de América (ALBA), formada por Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda.