Si en algo coinciden los últimos sondeos publicados de cara a las elecciones catalanas del 14 de febrero es en dos cuestiones. La primera, que el PSC y ERC llegan a la recta final de la campaña muy igualados, con Junts en plena remontada y acercándose a marchas forzadas. La segunda cuestión en la que coinciden las encuestas electorales es en que la abstención prácticamente se duplicará con respecto al año 2017, cuando apenas llegó al 21%, debido en gran parte al miedo al contagio por la pandemia de coronavirus.
Un aumento de la abstención que amenaza con diluir el ‘efecto Illa’ y con impulsar al independentismo, según indican algunos politólogos y responsables de firmas encuestadoras. Alrededor del 70% de los electores catalanes preferirían que los comicios se hubiesen pospuesto por el temor al contagio durante la votación ante la actual situación epidemiológica de la región y del país.
“O Salvador Illa consigue movilizar al electorado constitucionalista o la abstención beneficiará sin duda a los independentistas”, indica Manuel Mostaza, politólogo y director de Asuntos Públicos de ATREVIA. “En un contexto de alta polarización como es el catalán, la abstención perjudica en principio a los partidos moderados”, coincide por su parte César Calderón director general de la consultora Redlines y columnista de Vozpópuli.
El análisis confirma la tendencia de las encuestas: las posiciones más radicales salen beneficiadas frente a la moderación. La lista de Junts es la que más ha subido tras una primera semana oficial de campaña electoral que su candidata, Laura Borràs, comenzó con la promesa de reactivar la Declaración Unilateral de Independencia de 2017 si los partidos independentistas logran más del 50% de los votos. Un mensaje que parece haber movilizado a los votantes separatistas a pesar del miedo a la covid, pero no lo suficiente aún como para ganar las elecciones.
“Los partidos con un electorado más motivado, los que tienen posicionamientos más duros, esos son los que suelen tener movilizar en mayor proporción a sus votantes. Pero eso no quiere decir que ganen porque al final dependen del número total de gente que les vote”, indica José Juan Toharia, sociólogo y presidente de Metroscopia.
Si en 2017 la participación en las autonómicas catalanas fue del 79%, en esta ocasión se estima que apenas alcanzará el 60%. “A diferencia del electorado constitucionalista, según indican los datos, el votante independentista es más proclive a ir a votar a pesar del covid porque está más comprometido con la causa nacionalista. En 2017 se movilizó mucho más el voto constitucionalista debido a que había una situación o una percepción de conflicto social”, añade Mostaza.
El ‘efecto boomerang’ del CIS y el desequilibrio demográfico
Según un promedio de las últimas diez encuestas publicadas, realizado por este diario, la lista del PSC encabezada por el exministro de Sanidad Salvador Illa obtendría el 22% de los votos si los comicios fuesen hoy, mientras ERC recibiría el 20,46% y las lista de Junts, liderada por Laura Borràs, viene en ascenso desde el inicio de la campaña y recibiría el 18,8% de los votos si los comicios fuesen hoy.
Más allá del miedo a votar con una alta incidencia de covid en la región, César Calderón señala otro posible factor decisivo en la movilización del electorado de Junts. “Lo que sí que puede movilizar a los votantes nacionalistas es esa proyectada victoria urbi et orbe que expande el CIS. Veremos si Tezanos no se ha pasado de frenada y lo que vemos el día 14 es un "efecto Ibarretxe reloaded", advierte Calderón.
Manuel Mostaza también advierte de que a pesar de que los sondeos, especialmente los del CIS, estiman una victoria de Illa en votos, esto no significa necesariamente una victoria del PSC en escaños, que es en realidad lo que decidirá sus opciones de gobernar.
“Al independentismo nunca le ha interesado que Cataluña tenga un sistema electoral propio y no es casual; se beneficia de la sobrerrepresentación de provincias como Lérida o Gerona frente a la infrarrepresentación parlamentaria de Barcelona, que es donde el constitucionalismo suele sacar más votos”, indica el director de Asuntos Públicos de ATREVIA.
“La provincia de Barcelona tiene un peso mucho menor en el Parlament al que le correspondería por número de habitantes, mientras que a la provincia de Lérida le ocurre exactamente lo contrario: tiene un peso parlamentario mucho mayor al que le debería corresponder por población”, añade.
La abstención regresa a niveles anteriores al ‘procés’
No obstante, algunos expertos se muestran más reticentes de señalar quiénes serán los principales beneficiados y perjudicados por el miedo al contagio. Juan José Toharia, presidente de Metroscopia, cree que la abstención provocada por el temor a la covid-19 impactará de forma transversal a todos los partidos.
Toharia destaca además otro factor a tener en cuenta. La abstención proyectada es similar a la que se registraba en cualquier elección autonómica en Cataluña antes de que el nacionalismo abrazara la causa independentistas.
“En las elecciones catalanas la participación ha sido tradicionalmente del 60%. Sólo cuando empieza el procés, en 2012, es cuando comenzó a aumentar de forma notable. Es cierto que ahora se estima una participación mucho más baja que en el 2017, pero está en la media exacta de todas las elecciones celebradas entre 1980 y 2010”, defiende Toharia.
“Volvemos al escenario anterior a 2012, cuando el promedio de la participación en unas elecciones catalanas era del 60,1%. Es cierto que baja en parte por la covid, como ya ha pasado en Galicia y en el País Vasco. Pero también porque la gente se ha cansado del procés. Son diez años ya”, añade el presidente de Metroscopia, quien señala precisamente que las opciones de triunfo de Illa pasan por su carácter y talante moderado.
Penaliza a los partidos con un electorado más envejecido
Según los expertos, el contexto actual de pandemia y el miedo al contagio hace prever que la abstención será mayor entre los votantes de más edad, y eso perjudicaría especialmente al PP y a Junts por tener un electorado más envejecido.
“En estas extrañas elecciones en medio de una pandemia es muy complicado identificar a los abstencionistas. Una lectura lineal que tenga en cuenta la percepción del peligro del virus, mucho más acentuada en los más mayores, podría sugerir que serían estos los que dejarían de acudir a las urnas”, señala César Calderón. “Los dos partidos más afectados por el miedo al contagio, debido a que tienen unos votantes de mayor edad, van a ser claramente el PP dentro del constitucionalismo y Junts dentro del independentismo porque tienen un electorado más envejecido”, asegura por su parte Manuel Mostaza. “El PSOE va a recoger mucho voto de Ciudadanos y los Comunes, que es un votante más joven que el del socialismo tradicional”, apostilla.