La tormenta perfecta. Así ven en el Partido Popular la coincidencia del juicio que empieza este lunes en la Audiencia Nacional, con Luis Bárcenas de principal acusado, en medio de la campaña electoral de las elecciones catalanas del 14-F.
Los jueces vuelven a poner los ojos en la anterior etapa del PP vinculada a algunos de los casos más mediáticos de corrupción en España. En concreto, la que tiene que ver con el uso de la financiación irregular para pagar las obras de la sede nacional en la calle Génova de Madrid. El juicio comienza con las cuestiones previas y las declaraciones de los acusados, entre ellos el extesorero del PP. Así que las testificales de los principales responsables ‘populares’ de la anterior etapa serán con toda seguridad después de los comicios.
Pero quien tiene la bomba en la mano es Bárcenas, para el que piden más de cinco años de prisión, y que ha prometido tirar de la manta. Cualquier acusación que lance en su turno de palabra será una losa difícil de levantar para la candidatura catalana de Alejandro Fernández.
En el PP catalán ven con impotencia cómo los ataques del exresponsable de Finanzas echan por tierra los mensajes electorales, el programa de cara al 14-F y cualquier intervención pública de Fernández o del propio Pablo Casado, quien durante dos días evitó a la prensa en actos de la campaña electoral.
El líder del PP señaló finalmente este viernes que tenía “ciertas sospechas” de que el último escrito de Bárcenas a la Fiscalía Anticorrupción se haya conocido precisamente en el inicio de campaña electoral del 14-F, cuando el Ejecutivo tenía “problemas de reputación” al esconder el informe del Consejo de Estado sobre el decreto para la gestión de los fondos europeos.
La campaña electoral de Fernández está siendo una carrera de obstáculos. Después de marcar la agenda política en Cataluña con fichajes como los de Lorena Roldán, Eva Parera o Eva Trías, varias polémicas han acechado al PP catalán.
La primera de ellas fue unos días antes del inicio de la campaña cuando se supo que Daniel Serrano, número 4 por Barcelona y ‘mano derecha’ de Fernández, estaba siendo investigado desde noviembre por una presunta agresión sexual contra una compañera de la cúpula del PP catalán.
Génova reaccionó rápido quitando a Serrano de la campaña, pero el mal ya estaba hecho ya que no pudo sacarle de las listas al ser demasiado tarde. Así que no le quedó más remedio que anunciar su compromiso de no recoger el acta si salía elegido.
Luego decidió sustituirle como director de campaña por Óscar Ramírez, concejal del Ayuntamiento de Barcelona, quien por motivos de “conciencia” rechazaba celebrar bodas entre personas del mismo sexo.
Dentro del partido hubo críticas internas por el hecho de que la decisión se haya tomado desde la cúpula “sin informar previamente a la militancia”. La dirección del PP catalán confirmó el nombramiento a instancias de Vozpópuli.
Emoticonos amarillos
El inicio de la campaña también provocó algunos disgustos dentro del PP catalán al parecer emoticonos amarillos en los carteles electorales de Fernández. Este color es el preferido del independentismo catalán en los últimos años y su uso molestó a algunos dirigentes. Incluso el eslogan de la campaña –“Una Cataluña mejor”- es idéntico al elegido por Artur Mas en 2010.
Otro factor de desgaste fue la polémica generada por la número tres por Barcelona, la citada Eva Parera, al terciar sobre los indultos a los condenados del procés. La candidata independiente hizo unas declaraciones en La Razón en las que subrayó que el indulto “forma parte del sistema judicial y de las decisiones de un Consejo de Ministros, y no nos debe dar miedo la palabra”.
Ciudadanos aprovechó estas palabras para cargar contra la también concejal por Barcelona en la lista de Manuel Valls. “Lo que nos faltaba por ver… ¿La número 3 del PP en Cataluña poniéndose en el bando de los indultos?, se preguntó la formación naranja en su cuenta de Twitter.
En los últimos días, varias encuestas han pronosticado el sorpasso de Vox al PP en Cataluña, una posibilidad que nadie contempla en Génova pues creen que doblarán como mínimo los cuatro cuatro escaños que lograron en 2017. Pero en un escenario tan impredecible, sin que nadie sepa cómo va a afectar la abstención, ya todo es posible. Y Bárcenas ha vuelto con ganas de poner varios clavos al ataúd de una hipotética derrota el 14-F.