Política

Moncloa atribuye a Iglesias un plan para impedir nuevos presupuestos y precipitar elecciones

Al Gobierno no le ha quedado otra que priorizar a los morados al nivel de Junts y ERC, pero el sentir del Ejecutivo es que apuestan por que no haya cuentas

  • Pablo Iglesias, en una imagen de archivo. -

Sumar está en su momento de mayor debilidad. Y eso solo significa una cosa: el único los aliados del Gobierno con incentivos para una llamada a las urnas es Podemos. Por eso, fuentes gubernamentales consultadas por este diario atribuyen a Pablo Iglesias un plan para impedir que haya presupuestos y precipitar, de esa manera, una posible llamada a las urnas. Se refieren al exvicepresidente por ser, de manera determinante, quien marca la linea política de Podemos. Una fuente que conoce como pocas a Iglesias y a la maquinaria morada, explica: "Su apoyo a los presupuestos generales es casi imposible en este momento y, si finalmente se produce, se va a vender muy caro". Moncloa lo sabe. A sus principales negociadores no les ha quedado otra que priorizar a los morados al nivel de Junts y ERC, pero el sentir del Ejecutivo es que apuestan por que no haya cuentas. 

Lo cierto es que Podemos ha desafiado al Gobierno como nunca. Los morados se preparan, desde el punto de vista del relato político, para decir que 'no' a María Jesús Montero y ni si quiera sentarse a negociar las cuentas. El partido asume que el impuesto a las energéticas, su condición para hablar con Hacienda, no va a prosperar. Ya el plantón del PNV y de Junts la semana pasada a la primera reunión sobre este asunto les ha dado carta blanca. Y, por eso, dan por roto el acuerdo que alcanzaron con el PSOE a cambio salvar su última reforma fiscal. El gran cambio en el último mes es que Podemos ha pasado de dar por imposible que el Gobierno apruebe unas cuentas a ser el principal actor del rechazo al plan presupuestario de la coalición.

Cabe recordar que Podemos ya puso como condición la intervención drástica en el mercado del alquiler para bajar el precio y la ruputra de relaciones diplomáticas con Israel. Una quimera inasumible para Pedro Sánchez, quien ve inasumible ambas exigencias. Las dos, de hecho, cuentan con el respaldo de las bases de Podemos. El partido inició una consulta para legitimar su fuerte postura. Fuentes gubernamentales la achacaron a la previsión de gatillazo presupuestario. "Si no salen las cuentas, no se quieren poner como los culpables. Por eso, han hecho esa consulta", explican en el núcleo duro de Moncloa. Los presupuestos aparecen como un rompecabezas imposible para el Gobierno, que tiene que hacer auténticos malabares para conjugar los intereses de fuerzas tan dispares como Junts o el PNV con los de ERC y Bildu, ya que se mueven en coordenadas ideológicas contrarias. 

El escenario es un infierno. Y Podemos busca sacar provecho. La caída de Íñigo Errejón les ha abierto una oportunidad. La crisis que ha absorvido a Sumar les está permitiendo encender los altavoces que les sitúen como la referencia de la izquierda. El liderazgo de Yolanda Díaz está tocado. La vicepresidenta segunda no cuenta ya con el fervor de hace apenas dos años. Y todos los partidos que conforman la coalición de Sumar demandan sus parcelas de poder. Del todos a una se ha pasado casi al cada uno por su cuenta. Y en ese interín, los morados advierten de que ellos son la auténtica garantía de que el Ejecutivo adopte medidas de izquierda. La hiperactividad de Podemos se entiende en un sentido electoralista. Por eso atacan a Yolanda Díaz y exigen al Gobierno dos imposibles para lograr sus cuatro votos en el Congreso.

Hace tiempo que en la cabeza del núcleo dirigente de Podemos está el plan de asalto al liderazgo de la izquierda tras los fracasos electorales de Yolanda Díaz al frente de Sumar. Nadie en Podemos cree en Sumar. Y ahora mucho menos. La organización que lidera Ione Belarra condicionó siempre su acercamiento al frente de partidos que integran Movimiento Sumar a que cayeran Díaz y Errejón. Hace meses qie Iglesias olió la debilidad de Pedro Sánchez y, por eso, marcó el camino de Podemos y del resto de socios de izquierda radical, especialmente Bildu y ERC, a los que arengó para "doblegar el brazo" del líder socialista. El hecho irrebatible es que sin los votos morados no hay mayoría que alumbre ley alguna. Y existe cierto temor en el Gobierno a que Iglesias 'revolucione' a los socios de izquierda.

A Iglesias le gusta la política de navajeo que practica Carles Puigdemont para arrastrar al PSOE a su terreno. Esto quieres, esto pido. Los morados tildan a Sumar de mera comparsa del PSOE; de partido agradable que no hace ruido alguno y que, por tanto, es incapaz de impulsar leyes que mejoren la vida de la gente. A todo esto ha que sumar el mar de nervios en el que se encuentra el Ejecutivo, en una situación muy complicada, por lo impredecible del expresidente catalán. No por casualidad, el propio Puigdemont retó a Sánchez a convocar elecciones si noes capaz de aprobar unas cuentas -las vigentes son de 2023-. Puigdemont, en la misma estela que Podemos, advierte de que ni se va a sentar a hablar de las cuentas. "Si no cambian mucho las cosas no tiene sentido que sigamos apoyando al Gobierno", espetó el expresidenta catalán. Fuentes del Ejecutivo confirman que no se ha abordado nada sobre las cuentas con Junts. "Se debate ley a ley, norma a norma. Por eso es una heroicidad lo que hacemos", explica una ministra.

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