El Plan de Movilidad que ha diseñado el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por Ana Botella, continúa con su intención de expulsar poco a poco a los coches en las zonas más céntricas de la capital.
El Ayuntamiento prevé cerrar al tráfico una superficie de 190 hectáreas a partir del 1 de enero. De esta manera, los barrios de Sol y Palacio se suman a los de Cortes y Embajadores, formando así un total de 352 hectáreas de tráfico restringido, informa el diario El País.
Esta nueva Área de Prioridad Residencial (APR) tendrá un coste de mantenimiento de 500.000 euros y sancionará con multas de 90 euros
Será una nueva Área de Prioridad Residencial (APR) por la que sólo podrán circular los vehículos propiedad de los residentes. También podrán acceder los conductores que vayan a aparcar en alguno de los 13 aparcamientos de la zona, las motocicletas desde las siete de la mañana a las diez de la noche, y las furgonetas que lleven mercancías para los comercios de diez de la mañana a una del mediodía, en días laborables.
En el caso del acceso de coches a los aparcamientos de la zona, los conductores deben saber que el Ayuntamiento cotejará a diario las matrículas para que aquellos que no estacione finalmente en dicho parking, por cualquiera que sea el motivo, sea sancionado.
Esta Área de Prioridad Residencial (APR), tendrá un coste de mantenimiento de 500.000 euros al año y sancionará a los conductores que cometan infracciones con multas de hasta 90 euros.
El Ayuntamiento pretende con esta medida “reducir el tráfico de paso a través de los barrios y de agitación en busca de estacionamiento, al tiempo que aumentar las plazas de estacionamiento para residentes”, explican.
La alcaldesa pretende ampliar estas áreas de prioridad residencial antes de que acabe su mandato incluyendo los barrios de Chueca y Malasaña. Además, ha prometido elevar las áreas peatonales, multiplicar los carriles de autobuses y prohibir la circulación de camiones durante el día. Todo ello con el fin de reducir el volumen de tráfico en la almendra central.