Las declaraciones arbitrales sobre los millonarios pagos del Barça a José María Enríquez Negreira tratan de dilucidar cualquier sospecha de duda sobre su actuación en los partidos que pitaban del club culé. Algunos de los colegiados que declararon ante la Guardia Civil por el 'caso Negreira', apuntaron que el dirigente arbitral les vendió "humo" y que el Barça lo que realmente buscaba era tenerlos bajo control.
En estos términos se explicó el árbitro Víctor Areces en su declaración como testigo ante la Guardia Civil el pasado 28 de julio. Según consta en el sumario, al que ha tenido acceso Vozpópuli, Areces -que ejerció como árbitro del VAR desde 2020 hasta junio de 2023- señaló al club que preside Joan Laporta por sus intereses con el entonces 'número dos' del Comité Técnicos de Árbitros (CTA).
Preguntado por los motivos por los que el Barça contrató a Enríquez Negreira y a su hijo durante casi dos décadas, respondió que se buscaba "tener bajo control a los árbitros" para que estos favoreciera los intereses del club. "Que desde su punto de vista le cuesta llegar a pensar que realmente influyera en los propios árbitros. Que considera que es más la venta de unos servicios sin repercusión deportiva a que un árbitro puedan venderse", reza el acta de la Guardia Civil.
"Arminio manipulaba las listas"
Areces Franco, que interpuso una demanda contra la RFEF por su despido, también explicó al ser preguntado por la evaluación de los colegiados, que el que decidía todo esto era el entonces presidente del CTA, Victoriano Sánchez Arminio, junto con el resto de la cúpula del órgano. Según expuso, "manipulaban las listas" para recolocar a los árbitros que querían que ascendieran o descendieran. Al hilo dijo que en la actualidad está "segurísimo" de que se sigue aplicando.
El hijo de Negreira solía formar parte del staff porque se integraba en él y vestía su indumentaria. Además ofreció sus servicios a los árbirtosDeclaración de Víctor Areces Franco
Al igual que otros colegiados que declararon en esta pieza secreta, el árbitro reconoció que se habían efectuado pagos a Javier Enríquez Romero por sus presuntos servicios de asesoramiento arbitral. Aunque algunos testigos desligaron estas prácticas del CTA, Areces expuso que creía que el "pagador" era el ente y que cree recordar que alguna vez se habló de que podía cobrar unos 3.000 euros "por cada participación en reuniones técnicas".
Su testimonio es uno de los muchos que los investigadores del caso Negreira recabaron en el marco de esta pieza que el magistrado Joaquín Aguirre declaró secreta tras el registro el pasado mes de septiembre de la sede del CTA en Las Rozas (Madrid). El magistrado, que junto con Anticorrupción contempla indicios de que el Barça abonó más de 7,5 millones de euros a Negreira a cambio de tratos de favor, también señaló a los árbitros denunciando una "corrupción sistémica en el arbitraje español".
El testigo fue uno de los más explícitos en cuanto a los vínculos de Negreira Jr con la Federación y al respecto djio que él mismo ofrecía sus trabajos al colectivo y que en su contratación fue "determinante" el hecho de que era hijo del entonces 'número dos' del Comité Técnico de Árbitros: "Era vox pópuli que estaba enchufado", dijo.
Pino Zamorano: "Negreira les vendió humo"
En la misma línea a Víctor Areces se pronunció Alfonso Pino Zamorano cuando fue a declarar ante la Policía Judicial de la Guardia Civil el pasado 24 de julio del 2023. Formó parte del colectivo arbitral profesional durante 15 años. Este militar en activo confesó que conocía al hijo de Negreira ya que participó como ponente en una concentración organizada por el Comité Térmico Arbitral (CTA) en Santander.
Pino Zamorano hizo buenas migas con Javier Enríquez por "empatía" ya que ambos son hijos de colegiados. Se guardó su número de teléfono y le llamó en dos ocasiones cuando acudió a Barcelona pero no llegaron a verse por compromisos profesionales. El hijo de Negreira grababa estas sesiones de 'coaching' con los árbitros y vestía como los demás miembros del staff. Preguntado por la forma en la que fue contratado Javier Enríquez, el excolegiado apunta que este investigado "venía con el aval de la selección española".
Una de las circunstancias más destacadas de su declaración es cuando reconoce que "coincidió en un karaoke con Negreira que estaba acompañado de varios equipos arbitrales". A pesar de ello desconocía por completo la vinculación de este hombre con el Barcelona.
Pino Zamorano aseguró ante la Guardia Civil que el Fútbol Club Barcelona "buscaba un interés deportivo en cuanto al trato a favor del Comité Técnico de Árbitros (CTA) y sus árbitros y que Negreira y su hijo les han vendido humo". El ahora militar declaró que todas esas contrataciones no influyeron en los resultados de las diferentes competiciones.
El informe pone de manifiesto que árbitros como Juan Martínez Munuera -que pitará la final del Madrid-Barça de este domingo- contrataron los servicios del hijo de Negreira. Esta confesión la efectuó su hermano, Miguel, también en su declaración como testigo ante la Guardia Civil.
En consonancia con otros colegiados, explicó que pagó por sus trabajos de coach porque "buscaba mejorar su concentración en el arbitraje". Sin embargo, se suma al resto de declarantes que desacreditan estos informes y los tildan de inútiles. "Era un mero trámite para justificar los cobros", expuso, por su parte, José Luis González González.
Sin embargo, tanto Anticorrupción como el instructor sospechan que algunos de ellos recibieron dádivas o pagos del propio Negreira para influirles en sus partidos contra el Barça. El club, que figura como imputado como persona jurídica desde el inicio de las diligencias, sumó en septiembre la imputación del delito de cohecho al entender el juez que el árbitro tenía condición, por su cargo, de funcionario público.