El Ayuntamiento de Barcelona descarta ser la sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 2026. Tras la llegada al poder de Ada Colau en 2015 su equipo decidió retirar de modo unilateral su candidatura a organizar tal evento, principalmente porque no era una "cuestión prioritaria" y querían centrarse en la "lucha contra la desigualdad". La pasada semana, sin embargo, se ha vuelto a descartar la propuesta, pero esta vez porque resulta "incompatible con la independencia", además de que corresponde al Comité Olímpico Español organizarlos, según explicaba el teniente de alcalde Jaume Asens en la comisión no permanente municipal.
Esta argumentación ha sido rechazada entre otros por el concejal de Ciudadanos Santiago Alonso, quien lamentaba que se justifique el rechazo a los juegos de invierno escudándose en el proceso separatista. Desde su partido, aseguraba, se apuesta por los proyectos "que generan ilusión colectiva frente a los discursos que tratan de dividir a la sociedad", y añadía que "independientemente de si se realizan los JJOO o no, es necesario mejorar la movilidad entre el Pirineo y el resto de Cataluña, ya que el Pirineo necesita un plan específico y urgente para potenciar la actividad económica y la creación de empleo".
Las estimaciones hablaban de inversiones de unos 1.100 millones de euros y la creación de más de 5.000 puestos de trabajo directos
Lo cierto es que ni ERC ni el PP ni la CUP enviaron a ningún concejal a la que era la primera reunión de la mencionada comisión. Por parte de los primeros, Juanjo Puigcorbé habría tenido un imprevisto de última hora, mientras que ni populares ni antisistema han sido nunca partidarios ni de la comisión ni del proyecto, respectivamente.
El rechazo a este proyecto, puesto en marcha cuando ocupaba la alcaldía el socialista Jordi Hereu y que fue apoyado por los alcaldes del Pirineo, supone perder una inversión estimada en más de 1.100 millones de euros y la creación de más de 5.000 puestos de trabajo entre la capital catalana y las comarcas afectadas, tal como publicó Vozpópuli. Los gastos, sin embargo, serían de unos 60 millones de euros para las arcas municipales y de unos 900 millones entre Generalitat y Estado.
Los principales perjudicados de la decisión, los alcaldes de varias ciudades del Pirineo y las federaciones catalanas de deportes de invierno y de esquí, han criticado desde el principio la decisión de rechazar la candidatura para 2026, principalmente por el modo en que se hizo -sin consultarles- y por la rapidez de la misma, aunque no han tirado la toalla y todavía buscan reuniones con el equipo de Gobierno municipal en busca de un cambio de postura que les pudiera beneficiar.
Cuando se dio carpetazo a la posibilidad de celebrar el evento invernal -junio de 2015- la propia Colau explicó que los Juegos no eran una prioridad porque Barcelona "apuesta por el deporte de base y por el carácter mediterráneo", además de existir "razones ambientales y sociales" y porque su equipo de Gobierno no lo consideraba prioritario. Ahora, sin embargo, parece más claramente vinculado a un proceso de independencia y a una desconexión con el Estado que haría imposible la celebración del evento deportivo.