Barcelona ya es fácilmente conocida como "la ciudad sin ley". El segundo lugar con más población en España se ha convertido en la segunda capital más peligrosa de Europa, superada únicamente por Bruselas. Pese a que Madrid posee un número de población más elevado, Barcelona acumula solo en robos 1.606 delitos más que la ciudad principal.
La ciudad empezó a ser más insegura y a descontrolarse durante el 2018 y 2019, según afirman las estadísticas de criminalidad tanto de Mossos d´Esquadra como el Ministerio del Interior, los años en los que más barceloneses afirman haber sufrido un delito y cuando se han registrado más hechos delictivos.
En 2024, identifican la inseguridad como el principal problema de esta provincia. Según el registro del Instituto Nacional de Estadística de criminalidad en España, Barcelona de enero a mayo de este último año ha acumulado 33.217 delitos de hurtos y 5.189 delitos de robo con violencia e intimidación, 3.000 más que en Madrid.
Uno de los esenciales agravantes de este problema, según diversas operaciones policiales que confirmaron el último mes de mayo, fue un posible repunte de las bandas latinas en Cataluña, aunque sin el nivel de organización y violencia extrema que se vivió en otras décadas.
Hasta agosto de 2024, los Mossos llegaron a intervenir 6.252 armas blancas en 2.498 incidentes violentos. Este septiembre, se puso en marcha el “Plan Daga”, un macro dispositivo de la policía catalana para retirar de la vía pública todas las armas blancas. Llegaron a retirar en una sola noche 131 armas y 22 objetos peligrosos, entre ellos, cuchillos, machetes y navajas.
El caldo de cultivo
El caldo de cultivo social y político que se da en Barcelona deja entrever que puede existir cierta “libertad” para aquellos que quieren delinquir, fomentando esa sensación de inestabilidad que termina en manifestaciones por parte de los barceloneses para exigir más medidas de protección.
Según la encuesta de servicios municipales que realizó el Ayuntamiento de Barcelona este año, este problema fue señalado como el mayor por sus ciudadanos, la cifra más alta en la última década, siendo el segundo la vivienda para el 12,3% y el turismo masivo con el 5,4% se convierte en el cuarto problema.
Las manifestaciones en contra de este tipo de turismo han aumentado considerablemente este año, muchos residentes salieron a la calle para parar la gentrificación que están viviendo por una industria que ha ido cambiando el paisaje barcelonés y que ha generado un gran conflicto de convivencia con los vecinos de algunos barrios. Este agosto se han superado los récords de visitantes en la ciudad.
Por otro lado, Ada Colau es la primera mujer que llegó a la alcaldía de Barcelona y venía de una larga trayectoria de activismo social. Vivió de okupa en un antiguo cuartel de la Guardia Civil en el barrio popular de la Barceloneta, siendo precisamente la ocupación uno de los principales problemas que también ha aumentado la inseguridad en los últimos años en Barcelona.
En 2024, es la provincia más afectada por la ocupación ilegal y ha vendido más de 200 pisos con okupas dentro, frente a la imposibilidad de seguir manteniéndolos.
La ley Mordaza ha sido otro de los puntos de inflexión relacionados con la inestabilidad de Barcelona. Modificarla o reducirla provoca dejar a la policía indefensa y recudir su actuación para activar la seguridad en el país.
Este mes se ha convocado una manifestación a la que están citados los agentes de todos los cuerpos policiales españoles que quieran sumarse para unirse y evitar la posible modificación de la Ley de Seguridad Ciudadana que se quiere llevar a cabo en el Congreso de los Diputados. Entre las medidas, se quiere prohibir el uso de pelotas de goma.
A día de hoy, Barcelona suma una serie de conflictos sociales y políticos que la cuestionan como elección para poder vivir de forma pacífica y sin ruido. Su población se seguirá manifestando para solucionar los problemas que impiden la paz en el municipio.